No tuve más maestro

 


2011 10 03

 

No tuve más maestro

que tus caricias.

 

Cuando mudaron;

al desnudo, vino el frío,

y al frío vino el verbo

a guarecerle del sinsentido.

 

Mas no fue maestro

que a tu altura llegase.

Hacía hervir la sangre,

mas, no la chupaba.

Me entregaba a él desnuda

y sus caricias

            nunca se acercaban.

 

No encuentro otro maestro

en la ternura

            de las hijas mojadas…

no busco otro maestro igual,

auque mudo

            aun persiste a fuego

en mi piel

                tatuada.

 

El verbo desinfecta

                        su herida.

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