Y una niña me sirvió

 


1997 05 02

 

Y una niña me sirvió

de antídoto mágico.

 

Tan dulce fue el momento,

reflejándose ante mi presencia,

perdida ante mi mirada

perpleja y abstraída

en un punto indeterminado.

 

Creo recordar su gesto:

impávido, distraído.

 

Me inspiró la alegría

de un día más vivo,

lejos de ti, allá donde

comienza a sentir la piel

el frescor a tierra mojada

acariciando el limbo

que separa las dos tierras.

 

¡Acojonado!

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