Cabreo solapado

 


2015 03 03

No sé si debería hablar por el estado de ánimo en el que estoy. He currado desde las 7 de la mañana, he comido a las 4 y media de la tarde en la furgoneta, mientras conducía, he parado de trabajar a las 6, a las 7 me he comprado un paquete de tabaco y a las 8 me he ido a correr series hasta hacer 11 kilómetros.

Mi estado ha ido pasando de la euforia a la tristeza más profunda demasiadas veces por hoy. Pero esa tristeza, al final del día se vuelve melancolía barata, como estas colonias que venden ahora imitando a las buenas… huelen igual, pero no es lo mismo.

Pero si usamos la colonia para oler bien, ¿por qué no vale la que cuesta menos de la mitad de la mitad? Cuestión de clases, supongo.

No sé ni para que me meto en estos berenjenales. Ya no distingo el bien del mal. La sinceridad no basta para decir la verdad. La alegría tampoco. Sólo vale el actuar con un fin último, hablar con una clara intencionalidad, ingerir alimentos para esto o para lo otro… Se difuminó la espontaneidad el día que un listo acuñó la primera moneda. Eso que llaman numismática no es más que una religión solapada para los que se creen ateos.

Es mi estado después de un largo día lleno de laberintos que otros dibujan y yo recorro ciego por mil euros de mierda. Es mi estación, que no llega. Esa parada por donde nunca pasa el tren esperado. Ese atasco hacía un lugar que nunca llegaré a ver… Simple y llanamente porque no existe.

Anclado en la mediocridad de la clase obrera, desgastado ya por la enorme insustancialidad de una rutina marcada por dementes que viven de lujo… vidas que no querría para mí ni en la más terrible de mis pesadillas… Con estás banalidades me voy orgulloso a la cama por saber que sueño de día lo que otros no alcanzarán a pensar en su puta y lujosa vida. Sin mayor esperanza de que esta vorágine que me rodea no me haga sucumbir demasiado pronto hacía un nicho de madera y polvo.

Si la foto no la entendéis, es muy fácil: Creo más en el espíritu de mi madre (Juliana) que en el del tal Valentín. Porque me lo enseñó así mi santa madre desde pequeñín. No se corresponde con la que he puesto ahora (2022)

 

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