CP Duatlón Cross Villalpando
2017 10 29
Ayer esquivé mi primer duatlón. En casa para sentirme protegido.
Digo esquivé por el viento que ayer sopló y por hacerlo con una bici de
Decathlon comprada hace 10 años (tenía novia formal por aquel entonces y
Valladolid no tenía tienda, que la compré en un viaje a Burgos con la
susodicha) que sonaba a tractor oxidado en cada pelada (hecho que me recordó la
compañera de faena al final de la carrera).
Ayer corrí en Villalpando, a seis kilómetros del pueblo de mis padres y tres
de mis abuelos, Villamayor de Campos, Zamora. El preparar el escenario de la
bici para un novato como yo, prefería hacerlo en el patio de mi casa, al abrigo
del adobe y con suma tranquilidad.
La salida era en el pabellón “Chema Martín” (las piscinas de toda la vida)
cuya abuela debía ser de por allí, pero él no me suena de haberle visto en la
infancia. El caso es que desde allí (a las afueras del pueblo) nos dirigíamos
hacía Quintanilla del Monte (el pueblo de la abuela que falta) por caminos
entre tierras de la meseta castellana (ni un alma, ni una árbol, ni una sombra,
ni naaa).
Una vuelta de 6.5 kms que hice sin excesos y sobre todo sin dolores. Luego
cambiamos a la bici, saliendo en la misma dirección y con dos vueltas a un
recorrido llano de poco más de 12 kilómetros. En la primera vuelta me
adelantaron 9 ciclistas con sus grandes cuádriceps asomando en el perfil que se
alejaba de mi vista y sus pepinos de bicicletas de más de 1000. Yo ni intenté
seguir la rueda, en la segunda me adelantó mi compañera de faena anteriormente
citada (Silvia, de Villalpando y con la cual he coincidido en otras carreras) y
me animé a cubrirla cuando el aire daba de cara y de costado, al final me
adelantó (en mi bici, saltaban los piñones cuando apretaba con el aire de culo
y no pude seguir su ritmo) y yo seguí esquivando las dificultades del vehículo
que llevaba entre las piernas. Ya sólo quedaba según la organización 2,5 que
fueron más de 3 de ida y vuelta por el mismo camino que llevaba a Quintanilla.
Viento de cara para ir y de culo para volver una vez recuperadas mis piernas
del cambio a las zapatillas, con sprint final incluido para que no me
adelantara uno en la línea de meta.
Me había vendado yo con esparadrapo una hora antes de la carrera y me dolía
el empeine. El tobillo no cojea ya, pero el dolor continuo no se termina de
quitar. Estoy contento de llegar a meta sin cojear pero no del todo. Tengo que
comprar unas zapatillas de asfalto ya. Las Nike Pegasus 33 no sujetan ni
estabilizan ni na de na. Tuve siempre la sensación de andar con los pies
sueltos, sobre todo el derecho que no iba vendado.
Me quedo con la experiencia y con las pasadas que me dieron en la bicicleta.
Ahí es donde se gana un duatlón.
Eso y que sigo sin tener buen estado físico en general. Entre la lesión y el
poco entrenamiento que hago, el tabaco se nota multiplicado por 10. No me veo
para volver a entrenar el martes, pero veo que sino empiezo, aunque sea con
molestias; mi estado de forma caerá dando vueltas de campana…
Ya… dejar de fumar… pero es más fácil entrenar a medio gas os lo puedo
asegurar. Todo depende de cómo me encuentre el martes.
Ah, otra cosa, la aplicación de Garmin para triatlón en el Forerunner 235 no
va bien, por lo menos a mí. Igual lo intento otro día, pero el GPS no me
funcionó para nada. Así que me quedé sin los datos de mi primer duatlón y
mientras corrí, fui por sensaciones; cosa que me vino bien por el tema de mi
lesión.
Un saludo, que mañana madrugo mucho, nos leemos.