CP Bomberos

 


2018 10 21

 

Al final, corrí más rápido de lo esperado, aunque vaya al ritmo que llevaba cuando empecé con esto del running, pero la culpa no es de mis entrenadores. La culpa es mía que no les hago caso en los tiempos que paso a mi libre albedrío entre las veces que nos vemos.

Mi adicción puede con todo y con todos. Incluso conmigo últimamente.

Me dejo llevar y me estoy llevando al ocaso.

No me importa, si os digo la verdad, no me da miedo; he estado más cerca en otros momentos del abismo y tengo asumido mi fracaso.

...

Pero claro, luego está el querer disfrutar de la carrera, del deporte. Y hoy la he disfrutado, el día nublado se tornó soleado y mientras nosotros corríamos, muchos otros aguantaban atascos (literal, menudo atascazo en la subida al campo de fútbol) haciéndome sentir privilegiado. Son tonterías, pero se agradecen.

Luego miraba mis pulsaciones y flipaba. Demasiado tabaco me decía, te jodes; sigue sonriendo. En mis piernas no sentía pesadez, ni mi pecho me pedía parar, ni nada de eso. Pasé de 200 y no bajé demasiado durante los 10 kilómetros, pero podía mantener una conversación, soltar mis gracietas durante todo el recorrido y a los que me adelantaron, les rebasé un poco más tarde.

No me importa...

Comida rápida, ducha, medio siesta viendo Violet Evergarden y vuelta a los ruedos. Tocaba fútbol 7 con chavales que no llegaban a los 30. Hoy no hubo hat-trick, Messi se lesionó el brazo y yo el abductor izquierdo; el fútbol es así (leerlo con acento argentino) ... Al final me quedé de portero y disfruté como un enano (como Messi).

Y claro, llegas a casa (ducha, cena) y cremitas varias para que mañana, que hay que madrugar; no vaya el nene cojeando, que ya tiene una edad...

Pero ahora que me paro a escribir, echo de menos una mano que me pegue una hostia (con H) a la mano que sujeta el maldito cigarro. Tiene que ser muy pequeña, las grandes no me hacen efecto (comprobado). Tan pequeña como las de Alba o Julio, como mucho llegar a las de Gabriel o María.

Excusas baratas para no atender mi adicción como es debido, como siempre...

Pero tengo ganas de seguir disfrutando de esta carrera. 10 kilómetros clavados, serpenteante, con desniveles, con buenas rectas, lo tiene todo y más hoy que ha muerto (lo he escuchado en la radio) otro bombero en acto de servicio en Andalucía.

Tengo ganas de que Alba crezca y con su manita me lleve de la mano a los columpios o Julio me enseñe su bici nueva o María me lleve a lo alto del tobogán y me demuestre lo que la enseñan en sus clases de circo.

Esta semana para cuidarme, que sólo depende de mí el volver el año que viene a esta carrera emotiva para mis profesionales más admirados, los bomberos.

Todo depende de mí... y lo sabes cabrón... El enlace de la palabra cabrón lleva a las actividades de mi Garmin no a ninguna página satánica.

Iba a poner la foto del cenicero repleto de colillas, pero mejor no.

Entradas populares de este blog

Mil y una entradas

Una madre palestina

Reflexión sin pasión