Exorcismo
2018 11 27
- ¡Intuyo que los científicos irán desapareciendo!
Afirmó el sacerdote con rotundidad al acabar el exorcismo,
mientras los cuatro Legionarios de Cristo, cubriendo las cuatro esquinas de la
sala cubierta de espejos; no dejaban de recitar sus letanías aferrados a sus
crucifijos.
El olor a esencia de romero en el agua bendita se extendía
por toda la planta 6 del hospital, desde aquel improvisado laboratorio.
Los resultados del experimento no se harían esperar, el
equipo médico dictaminó: trastorno dismórfico temporal. Las cámaras instaladas
habían dictado el veredicto.
Los únicos demonios que se hallaban en la sala eran sus
propios cuerpos reflejados en los espejos.
El trastorno dismórfico corporal (TDC)
(anteriormente conocido como dismorfofobia)
es un trastorno somatomorfo que consiste en una preocupación fuera
de lo normal por algún defecto, ya sea real o imaginado, percibido en las
características físicas propias (autoimagen). Si dicho defecto existe, la preocupación y
ansiedad experimentada por estas personas es excesiva, ya que lo perciben de un
modo exagerado. El afectado puede quejarse de uno o varios defectos: de algunas
características vagas, o de su aspecto en general (global), causando malestar psicológico significativo
que deteriora su desempeño social o laboral, hasta el punto de manifestar
síntomas ansioso-depresivos severos, el desarrollo de otros trastornos de ansiedad y aislamiento social.
Se estima que el
1-2 % de la población mundial reúnen los criterios diagnósticos propios
del TDC.1
Las causas del
TDC difieren de una persona a otra. Sin embargo, la mayoría de los
investigadores creen que podría ser una combinación de factores biológicos,
psicológicos y ambientales de su pasado o presente. Malos tratos, abuso o
abandono pueden ser también factores contribuyentes.
El inicio de los
síntomas generalmente ocurre en la adolescencia o en la edad adulta temprana,
donde comienzan la mayoría de críticas personales relacionadas con la imagen
corporal, aunque los casos de aparición de TDC en niños y adultos mayores no
son desconocidos. Se cree erróneamente que el TDC afecta principalmente a
mujeres, pero las investigaciones muestran que afecta a hombres y mujeres por
igual.
El trastorno
provoca deterioro en la calidad de vida; y suele darse comorbilidad con el trastorno depresivo mayor y la fobia
social. Con una tasa
de ideación suicida de alrededor del 80 %, casos
extremos de TDC puede ser considerados factores de riesgo para el suicidio, sin
embargo, muchos casos de TDC son tratados con intervención psiquiátrica o
psicológica. Una persona con este trastorno se puede tratar con psicoterapia, medicamentos o ambas modalidades. La
investigación ha demostrado que la terapia cognitiva conductual (TCC) y los inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina (ISRS)
pueden resultar eficaces en el tratamiento del TDC.
El trastorno
dismórfico corporal suele ser de curso crónico, y los síntomas tienden a
persistir o empeorar con el tiempo si no se tratan. Los afectados por TDC
padecen durante muchos años antes de decidirse a buscar ayuda psicológica o
psiquiátrica.