CP Cross 12 uvas
2019 01 08
Alguno de mis compañeros me siguió… Pero yo había quedado
con mis amigos del pueblo, Fernando y Josema y al llegar a Valladolid y aparcar
a la primera, ellos aún estaban terminando de desayunar un poco lejos para la
hora que era.
Fui a su encuentro y nos pusimos los dorsales volviendo
hacia el coche entre risas por mi indumentaria tan apropiada para el evento.
Dejamos la mochila y volvimos al lugar de la salida.
El Cross de las Doce Uvas no tenía nada que ver con la
Quedada de dónde venía. Aquí la gente compite de lo lindo, es un circuito
enrevesado y estrecho en la orilla del Pisuerga a la altura del barrio de la
Rondilla, con subidas y bajadas continuas al que había que dar 3 vueltas y
sobretodo con gran afluencia de público.
Las chicas ya estaban terminando su carrera cuando llegamos
a la salida. Después de animar y saludar a muchos conocidos y dar el dorsal a
Ignacito para vernos un poco más tarde en Palencia, haciendo una foto con su
hijo José que se quedó loquito al verme disfrazado. Tocaba una carrera
tranquila en el aspecto físico.
No iba a correr por debajo de 5 mntos/km porque iba a
acompañar a Fernando en su última carrera como casado sin hijos. La próxima
será ya padre de un varón, si todo va bien.
El caso es que salimos de los últimos sabiendo de la
estrechez del camino y de los ritmos que íbamos a marcarnos. Pronto Josema nos
dejó, aunque no sin dificultades por la masificación del evento y su recorrido.
La gente estuvo volcada desde el primer momento, pero no fue hasta la segunda
vuelta cuando empecé a disfrutar de mi disfraz con los niños y familias que
andaban animando. Por supuesto, con los compañeros de mi equipo que se
acercaron.
Al ser el recorrido tan enrevesado era fácil para ellos
verme en varios puntos del circuito y para mí ir saludando a todos los gritaban
asombrados: ¡Mr. Increíble!, algún despistado: ¡Superman!…
Disfruté de lo lindo, saludando y dando paso a los más
veloces que nos doblaron desde mediada la segunda vuelta de tres. Dio tiempo
para todo porque Fernando no sale a correr habitualmente y esta es una carrera
que utilizamos para salir de vermú con los del pueblo, aunque no quisieron
madrugar este año.
Terminamos la carrera abranzándonos y felicitando a Fer por
su última carrera “virgen”.
Después más fotos con los de mi equipo, con mis amigos y a
quitarme el traje porque estaba empapadito. El sol no había tenido piedad
conmigo y me había hecho perder los excesos navideños antes de tiempo.
Una vez guapos nos acercamos a tomar una merecida cerveza y
unos pinchos. Pendientes de los demás del pueblo, nos acercamos a buscar a mi
primo y su mujer. Se hacía tarde y Fer y Josema se fueron a comer (ya eran las
3 de la tarde), mientras yo me quedé a tomar otro par de ellas y a comer algo
antes de acercarme al coche, tomarme un par de plátanos, tomar un café y hablar
con Ignacito para ir rumbo a Palencia.
Tengo que reconocer que a pesar de ir a ritmos lentísimos
acabé cojeando de mi pierna izquierda y éstos me alertaron de no seguir con mi
reto, pero sabía que se me iba a pasar en breve y de hecho, cuando cogí el
coche de camino a Palencia, ya ni me acordaba del tema. Las sonrisas fueron
tantas a lo largo del recorrido que sucumbieron mis dolencias.
Así es que puse la radio a tope y caminito a Palencia que
llegaba justo según mis planes...