Yo iba para poeta

 


2020 10 17

 

Os puedo asegurar que yo iba para poeta. Poeta de los malos. Se lo podéis preguntar a cualquiera que aquí menciono: Merche, Taida, Tais, Lira, Ainara, Teruki… 

A Bea no, ella me ha vivido ya triste, sin magia en los labios para adornar con mentiras la realidad. Montar en bici a veces ha salvado la magia… Mejor saber montarle… Eso ha eclipsado la realidad y ha dejado volar mi imaginación a páginas como pornhub, xvideos o videosmaduras… Pero no ha llegado a rimar más de tres versos seguidos y no precisamente haciendo un haiku.

El caso es que este va a ser mi decimosexto blog. Los demás están eliminados y/o olvidados en un servidor que se halla en lo más profundo de algún océano. El otro día escuché que en la época Edo, los artistas cambiaban de seudónimo, hasta 100 veces. Preguntad a Hokusai… Todavía me queda…

¿La temática del blog?

Hoy que sería el 100 cumpleaños del abuelo de un amigo; pero no me va tanto la caza, lo siento Germán…

Hoy que he dejado a Munir en el banquillo y es el que me ha hecho más puntos en futmondo por el momento; tampoco, no me va tanto el fútbol, prefiero otros opiáceos…

Hoy que he salido a correr intentando llegar a los 20 y me he quedado en casi 17. Algo habrá claro, pero con la situación actual no creo que sea monotemático; aunque tengo varias ideas sobre el tema…

Hoy que he quedado para ver a mis pequeñines en el parque; no son míos, que mis amigos hagan un blog de sus hijos, yo sólo me dedico a disfrutarlos un rato…

Hoy que he comido en casa de mis padres y siguen ejerciendo de tales como si tuviese 16 años; no caerán en el olvido, pero preguntadles si queréis, no soy demasiado cariñoso como para dedicarles un blog enterito…

Hoy que tenía que comprar el periódico para, junto a Delibes; leer a un amigo del pueblo en su primera exposición en Valladolid; y no lo he hecho (aunque lo he ojeado) por no mezclarme con gente desconocida…

Hoy que voy a ver a mi hermanita, la mejor sonrisa de toda la meseta castellana; da para cientos de blogs, pero no quiero engancharme a la isla de las tentaciones no sea que me siga Belén Esteban…

Hoy es un día cualquiera de un señor de 43 años, al que llaman Bicicleta en un pueblito fantástico de Zamora, de donde son sus padres. Un tipo normal tirando a rarito, como la situación que nos está tocando vivir. Un tipo al que le sienta bien la mascarilla porque su sonrisa parece que ha sido reventada a raquetazos en un frontón, la cual es una metáfora literal de su vida…

Una sonrisa rota por una vida difícil de compilar en un párrafo pero que se resiste a claudicar. Una sonrisa con más instinto de supervivencia que MacGyver en un garaje lleno de telares.

Supongo que de eso hablaré… De como mantengo mi sonrisa detrás de una mascarilla y si tengo posibilidades de embellecerla a corto plazo. Espero que salgan todos los temas que hoy son noticia en mi vida y algún episodio más que me haga enlazar cuatro versos que no acaben en veneno (como el arriba citado).

Por el momento tú, yo y/o Bici nos encontraremos por estos rincones alterados de la realidad hasta que podamos encontrarnos cara a cara en un parque y deslumbrarnos con nuestras sonrisas.

Quizás montar bien en bici tenga su recompensa, quizás sea otro el camino para alcanzar a arreglar esta sonrisa rota. No es la mejor época para empezar un negocio, pero mi vida es todo menos algo con lo que negociar. Simplemente es un comienzo de algo, que no es poco en estos tiempos de Covid.

La esperanza la dejo relegada para la vacuna contra el Alzheimer que es la enfermedad de esta sociedad, tan selectiva en su memoria como fatal aliada para su cura.

Y voy a terminar, este comienzo de algo; con una cita del centenario, porque quiero mucho a mis amigos, aunque no les vea todo lo que quiero y porque me parece magnífica para cerrar casi cualquier reflexión de las muchas que expondré y no sabré nunca expresarme como lo hizo él:

Si el cielo de Castilla es tan alto, es porque lo levantaron los campesinos de tanto mirarlo.

Don Miguel Delibes.

Entradas populares de este blog

Mil y una entradas

Una madre palestina

Reflexión sin pasión