¡Eureka!

 


2021 01 22

 

Debo de haber tenido suerte.

 

En mi trabajo han pasado el virus Harold, Jorge, Pérsival, Jóse, Carlos… Creo que nadie más. David el carretillero, al principio también. No llegamos a 30 en la plantilla y han sido suficientes los que han pasado unos días en casa recuperándose. Sólo uno de ellos lo pasó mal, Jorge.

 

Lo dicho, debo de haber tenido suerte o haber hecho las cosas medio bien o ser inmune.

 

Ahora mismo, si me pillara, tendría que pasar por el supermercado a por víveres. No tengo saturados los muebles de la cocina como antes. Es difícil, desde mi posición, tener empatía con los afectados, lo reconozco.

 

Me limito a seguir, casi a rajatabla, las recomendaciones que me mandan mis amigos por instagram o whatsapp. No escucho los telediarios, si me cruzara con Simón, no le reconocería. El sentido común que me ha fallado en miles de ocasiones en mi vida está siendo el pan de cada día desde hace casi un año.

 

Pero no recomiendo a nadie lo que hago. El silencio abarrota mi vida. Fumo demasiado. No hago ni la mitad de la mitad del ejercicio que antes hacía. Leo mucho y pienso en exceso, sueño despierto y a veces mis sueños me siguen por el pasillo mientras me pongo el primer tazón de leche de la mañana. Mi descanso en el trabajo le hago sentado en mi coche, aislado.

 

Espero que siga mi suerte y cuando estos mangantes se decidan a hacer las cosas bien y salgamos de esta mierda de una vez, poder abrazar a todos los que he negado mi presencia durante tan largo tiempo.

 

Bajo mi punto de vista, es bastante fácil. Un excel con 47 millones de entradas. Dividido entre comunidades. Venga va, con 5 millones. Dividido entre provincias, salvando a los de siempre (Barna y Madrid) ya queda un excel de menos de un millón. Esto se está poniendo más fácil cada vez.

 

¡Vamos a votar! ¡Saquen los censados!

 

Los niños al colegio.

 

Los coles por un lado. Los censados por otro. El excel, cada vez más pequeño.

 

Acotando, acotando, esto se queda en nada.

 

Un día para los mayores de 75 años, otro día para los jubilados, otro para los colegios, otro para los trabajadores en sus centros de trabajo, otro para los niños que no tienen edad escolar.

 

Según vayan siendo vacunados al supermercado y a sus casas 15 días, ni perros ni hostias en vinagre. 15 días el país entero parado, ni noticias ni periódicos ni vergas.

 

Al final, un mes de alto rendimiento y todos curados. Sino estaremos así, incomunicados, ¿hasta cuándo?

 

Ya estoy empezando a estar harto de ser tan responsable. De hecho, los viernes se me hace un nudo en el estómago.

 

Venga ingenieros, haced algo, que vamos a llegar a Marte y no puedo abrazar a mi vecina de al lado que con lo ahorrado en el confinamiento se ha puesto unos pechos que hacen que mis sueños se hayan vuelto húmedos y no será porque el termómetro ha subido mucho.

 

¡Por favor, aunque sólo sea por ese abrazo!

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