Leyendo a Baudelaire

 


2022 01 04

 

Lo que tiene dormir solo es que te encuentras lo que buscas desde por la mañana. ¡Bobadas! Entre tus sábanas, me adentraba entre tu pelo enmarañado y te robaba un beso y luego encontraba lo que quería… Pero aterricemos.

Esa libertad, esa felicidad… Ese imaginarse un futuro con naves espaciales, con vestidos de principios de siglo XX y pamela con adorno floral elaborado (¿cómo era la palabra, no me acuerdo?) por ti, del brazo de un Dalí con bigote y bastón de marfil en la mano derecha. ¡Me encanta la idea!

¡Fíjate que aterrizaje! ¡Qué locurón!

No te vistas, ponte sólo la bata,

ya está el café, ¿lo hueles? Hoy no he fumado todavía.

Dame un beso ¡cara guapa!

 

Me pides silencio abrazándome

como si fuese la añorada almohada.

Me miras, sonríes y me dices:

¿te ha gustado esa taza?

 

Me gusta estar a tu lado, con locura.

 

¿Sabes que he leído que las abejas

están sufriendo por que cambia el tiempo

a menudo y no encuentran resguardo

donde hacer su panal de miel?

 

¿Qué te parece si les hacemos un hueco en el salón?

Esa esquina, donde querías poner el jarrón

que robaste de la Biblioteca Nacional, el de mármol rojo…

¡Justo encima! ¿Te parece bien?

 

¿Una colmena en el salón?

Sí, para endulzar tus caprichos con miel

¿No suena bien? ¿Y las picaduras?

De miel de diente de león, color mármol jaspeado…

Y después del surrealismo daliniano, un poco de cordura…

Yo me he sentado a hablar de libertad, de felicidad… Y lo he dibujado en un diálogo versado en una locura producida por la enorme libertad que da ser feliz a tu lado.

Ya no tomo azúcar, estoy acabando el tarro de miel y me he sentido tan maravillado por el cambio, que he pasado por la Biblioteca a devolver el jarrón que robaste.

No te enfades, por favor.

Estoy aprendiendo a no ser un desastre a tu lado. Si no predicas con el ejemplo, vuelvo a ser el de siempre. Un vagabundo errante que escribe poemas por robarte un beso, mientras te veo sentada con tus pantis grises de lana, tu camisón color carne, tus braguitas brasileñas perla negra y tu bata hueso que realza tu pelo azabache con mechas rubias que ilumina mi firmamento mientras lees a Charles Baudelaire y tiras la taza de café, por levantarte a darme un beso.

¿En verano cambiaras esos tonos apagados por el de los almendros en flor como base?

Tienes un dominio de la paleta de color, que ya quisiera Miguel Ángel…

¿De qué hablaba yo?

Así sí, de la libertad de amar el arte que arrojas en cada paso que das… La felicidad, es la estela que dejas y yo recojo… ¡Eres lo más parecido al cometa Halley! Tú acababas de nacer cuando pasó (1986) por delante de mis ojos y me prometí que cuando lo viera otra vez, no dejaría que se escapase.

Es inútil, una fuerza de la naturaleza como tú, como el cometa… No está al alcance de un poeta de la calle. Solo espero algún día, dar con el verso que describa mi felicidad, antes de que desaparezca. Se lo quiero regalar y que lo difunda por el firmamento en su vuelo errante…

Entradas populares de este blog

Mil y una entradas

Una madre palestina

Reflexión sin pasión