Trópico utópico

 


2022 01 07

 

Divina realidad

que me toca vivir

encuentro libertad

en todo su sentir

es tal cual, como se ve.

 

Belleza que enamora,

sencillez que descontrola

mi forma de vivir.

 

Divina realidad

que me toca vivir,

guíame eternamente

en mi camino a seguir.

 

 

PD: Esto tendrá veintipico años… Y en su inocencia y su incompostura me alienta.

 

Ahora escribiría algo así:

 

 

La ventana al levantarme es mi espejo,

y esté nublado o cegado por el sol, sonrío.

 

El horizonte sigue estando a un paso,

las nubes se disipan con el canto lejano

de un colibrí de alas frágiles en apariencia,

capaces de migrar a zonas más cálidas

con sólo despertar y compartir su color,

haciendo del Olimpo un oasis trópico.

 

Sin capacidad de resistir su vuelo alborotado,

me siento. Desde mi balcón veo sus alas batir,

admiro su vuelo y aprendo su recorrido,

tatuando en la línea de mi ojo su perfil.

 

Cuando mi vista no alcanza a seguirle,

busco el calor en laberinticos e intrincados renglones,

acaricio el hierro y me astillo con la madera,

tropiezo entre renglones pulidos por tintas

imposibles de emular en su composición milimétrica.

 

Mas no cejaré nunca en descifrar su vuelo.

 

Todos los días me miro en su espejo,

y sé que algún día, podré verme reflejado.

Sonrío, no es el momento, aunque sienta frío

mi horizonte es policromado y me abraza.

 

 

PD: no sé si es bonito, si me equivoco, si es cursi, si es peor aún que la de hace veinte años. Tengo la excusa de que era sólo poesía. Ese es el Olimpo que alcanzan los renglones bastos de mi escritura frente a la ventana abierta. Esa es la magia que, para un aprendiz, basta.

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