Esperanza

 


2022 04 04

 

Me está costando lo de siempre. Estructurar el contenido sin irme de madre y perderme en un algoritmo que todavía estoy lejos de entender; el mío propio.

Leo y releo, y aun así me veo lejos de hilar la historia con un principio y un final sano… Me he atrevido a llamar a la biblioteca para subsanar una duda y he fotocopiado varios escenarios de una trama que no se si dibujar como un ensayo narrativo o una novela al uso con tintes asiáticos… Esto último va en la línea de discurrir por las páginas, sin un fin último demasiado marcado.

El ensayo me lleva a una conclusión, la novela me lleva a una reflexión en el tiempo de la narración. La unión me lleva al estancamiento, a la parada, al buscar estructuras ya talladas por expertos. Buscar el cincel que moldee el mármol es una tarea de artesano que me lleva a dar vueltas, investigar, preguntarme si debo parar ya… Yo soy peón, sin función.

Escribo porque no hablo. Mi encierro es un castigo que no se envilece al mostrarme espontáneo en sociedad. Cada vez estoy más recto en mi zulo, dolorido físicamente, pero sin perturbaciones molestas que vienen del trato con ratones de cloaca que me encuentro en mis raras salidas al exterior, misteriosamente camuflados.

Creo estar preparado para el silencio. Dotado para habitar un castillo desangelado, sucio, frío… Me siento un vampiro, oscurecido por el trastorno sociológico que me confirma que “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer” … En pocos lugares nuevos me siento tranquilo.

Es el momento de aprovechar el silencio y mostrar la misoginia y defender mi punto de vista a espaldas de todo.

Abril no es buen momento, los octavos en la Champions, la Semana Santa, el buen tiempo (aunque éste se retrasa) … Siempre pongo excusas, no tengo remedio. Me pasa para fregar los platos también, estoy acostumbrado…

Pero lo jodido es que no paro de escribir. De hecho, entre párrafo y párrafo he ojeado Twitter y he escrito un micro basándome en un cuadro. Estoy pensando en las musarañas y tengo ganas de colorear la ropa interior de un hada que un día no supe apreciar por mi incapacidad declarada de hacerme bien, eso que otros llaman egoísmo o pensar en uno mismo o cosas por el estilo…

Voy a seguir estructurando la estructura de un paraninfo lleno de deidades, aunque es difícil sin la colaboración de una conversación estimulante… Me pasa por malnacido…

Para terminar, quiero resaltar mi tuit: “Cualquier cuidado es vano, pero desvanecer en el intento nos convertiría en abono del paisaje... y aún no queremos pertenecer al escenario”

Puede ser un buen epílogo a lo que tengo en mente… Ese ensayo narrativo que está en mi mente. La novela no es mi estilo, no me gusta leerlas, no voy a ser tan destructivo conmigo mismo.

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