Reverencia los tres tesoros
Artículo 2 - Sinceramente reverenciamos los
Tres Tesoros. Los Tres Tesoros, a saber. Buda, la Ley y el Sacerdocio, son el
refugio final de los seres, y son los objetos supremos de la fe en todos los
países. ¿Qué hombre en qué edad puede fallar en venerar esta Ley? Pocos hombres
son absolutamente malos. Se les puede enseñar a seguirlo. Pero si no los llevan
a los Tres Tesoros, ¿cómo se enderezan sus torceduras?
2. Sigue con seria reverencia los tres
tesoros: el Buda, el “dharma” y el clero, ya que estos son el refugio final de
todos los seres sintientes, así como los objetos más sagrados y más honrados en
la fe de todas las naciones. ¿En qué época las personas no lograron apreciar
este dharma? Hay pocas personas que sean verdaderamente malvadas. La mayoría
puede ser instruida y enderezada. Sin apelar a estos tres tesoros, ¿cómo puede
corregirse lo torcido?
El pueblo debe venerar sinceramente los tres tesoros: Buda
(el budismo), Dharma (su enseñanza) y Sangha (la comunidad monástica).
Los tres tesoros, que son Buda, el Dharma (la Ley budista) y
la Sangha (el Sacerdocio budista); se les debe dar sincera reverencia, ya que
son el refugio final de todos los seres vivos.
Me viene a la mente Mom, la serie que Neox
pone a esos de las 20:30. Donde dos alcohólicas luchan por reincorporarse a la
sociedad. Madre y abuela. Hija y madre. Loca y locatis… Las comunidades que
enganchan a la vida a alcohólicos, fumadores, drogadictos… se suelen basar en
la fe cristiana como base y crear una comunidad. La visión desde fuera es
acojonante, y se ve reflejada en el novio de la abuela, que viaja en silla de
ruedas.
Ayer se emitió el capítulo en que veía,
desde fuera, como esas comunidades sólo escuchaban los problemas de los demás,
sin resolverlos y aplaudiendo. La fe, la iluminación como única solución a
todo.
Este artículo de la Constitución de
Shotoku, advierte de la desviación del ser humano y la mano tendida de la
religión. Yo, contrario a ellas; aunque no a la afirmación de que desde que la
religión no hace de nexo de unión de una sociedad; ella misma se va al garete.
Me remito a una conversación entre Prada y Santiago Alba en la presentación del
libro de éste último; España.
Es indudable que desde que el hombre es
hombre o mujer, la religión ha estado presente. Es evidente también, que España
es católica y que por ella nos gobernamos como nos gobernamos; una democracia
parlamentaria y monárquica. Desviarse sin rumbo lleva a fanatismos estúpidos.
Hoy las profesiones o las manifestaciones más sublimes se dan cada domingo al
circo donde ricos juegan al fútbol. Somos romanos bárbaros, romanos estúpidos
que perdieron un imperio por adorar a dioses humanizados, en vez de los que reinan
en el Olimpo…
Si la metáfora no es certera, me es igual.
El dato importante es que al querer humanizar al dios, perdemos el rumbo como
sociedad. El politéismo se hace absurdo. Además es tan fluido como las
diferentes etapas humanas. Primero es Pepa Pig, luego los Caballeros del
Zodiaco, luego Marvel y luego Pedro Sánchez o Bill Gates. Es tan absurdo como
una religión, pero más peligroso.
El peligro estriba en que los nuevos dioses
artificiales y humanizados, no tienen palabra escrita. Se pueden salir de la
creencia y reescribir su credo; siempre a su favor…
…
El problema de seguir a las religiones, se
ve reflejado en las malas interpretaciones de la palabra escrita, o (para mí)
en la estricta lectura de sus palabras. Produce fanatismos y destruye
comunidades. Es evidente que el Islam está muy lejos de ser virtuoso, de hacer
elevar al ser humano a la convivencia. Es evidente que la pomposidad de la
Iglesia católica, casa poco con su mandato de humildad y repulsión por la
codicia y la envidia al vecino… Todas las religiones tienen su apostilla, su
viga en el ojo propio que las hace divagar a la deriva, lejos de lo
verdaderamente necesario para el humano…
Pero el problema es que ayer se
concentraron frente a las oficinas de un club de fútbol, más personas que
rezaron en la misma ciudad (no pertenecientes al clero)…
Regular los fanatismos estúpidos, la
economía no quiere. Esa nueva religión de algo tan efímero como el dinero, que
siendo no es nada, sino un valor fluctuante y escrito por fanáticos. La
economía, apoyada en una ilusoria ciencia; ha sido capaz de enterrar a dioses,
de copar sus olimpos y de decapitar a sus detractores, sumiéndoles en la más
absoluta pobreza. ¡De ellos será el cielo!
Pero la religión no es más que un salto de
fe, independiente de la razón. Y la razón es algo que nos distingue del
ornitorrinco y del pez espada; ¿¡también la religión!? ¿No es lógico pensar que
el caballo manejado por el jinete ve al humano como un dios? ¿No nos ven así
los animales de compañía? Creados para sentirnos superiores, dioses en nuestro
propio belén, configurado alrededor de una familia, por convención, no por
convicción. El perro y el gato (la mascota), como único ser sobre el que soy
superior, sobre el que me hago dios humano.
La confusión es alarmante. Entonces llega
el poder económico, siempre apoyado en un poder político que lo envuelve de una
retórica hipnotizante; y te vas a comprar la camiseta del Valencia de fútbol y
la cuelgas en tu pequeño altar, en el cabecero de la cama. Quitando la teta
suelta de Sabrina, o el póster de Naruto… reemplazando un dios por otro. La
virgen y el crucifijo te hacen independizarte de tus abuelos y tus padres… En
tu casa reina el impresionismo de Monet y las Meninas de Velázquez, y no
entiendes al que admira a Picasso o a Miró. Nos hacemos intolerantes con la
religión, si ésta, está mal administrada, si ésta es malintencionada, si ésta
tiene los mismos valores que la economía, cero + beneficio particular =
plusvalía.
Pero acercándonos a nuestros días. ¿Hay
pocas personas que sean malintencionadas? ¿La mayoría puede ser instruida y
enderezada? Eso es lo que ha aprendido la economía y la política, y lo ha hecho
credo = veneno. Malintencionado es el yihadista y el comunista; instruirles es
nuestro cometido, ¿para qué? Para ser consumidor y consumido.
Es difícil que no creemos un dios, siendo
mortales; buscando sin cesar la inmortalidad.
Mi solución: ten un hijo, escribe un libro
y planta un árbol. Dos de las tres son difíciles en estos tiempos que corren.
Se sobre-explota la editorial, repleta de palabras vacías que quieren ser
credo. No estoy exento a ese pecado. ¡Quiero ser eterno! Pero ninguno lo vamos
a ser. En cuanto caigamos en el olvido, desapareceremos, es tan crudo como eso,
tan racional como eso, tan humano como eso. Por muchas fotos que colguemos en
Instagram, con un simple apagón global, los ocultos tesoros se irán al traste:
error 404.
Difícil de gestionar este artículo dos de
la Constitución. Igual el budismo al que se refiere, unido a la naturaleza;
pueda ser válido. Una especie de mindfulness satánico que haga disfrutar en
este mundo del placer de ser humano, sin joder al de al lado… ¡Un salto de fe,
necesario!