Tremendo imbécil de edad avanzada

 


2023 11 26

 

Ayer estuve a punto de escribir algo a las 3 de la mañana, pero llegué demasiado cansado y sin ganas de molestar a nadie. Quizás ahora no duermas bien, o quizás duermas acompañada. Quizás estuvieras bailando por ahí, o medio desnuda tumbada en una alfombra delante de una hoguera, bien acompañada… O simplemente dormida plácidamente.

 

            Hoy no escribo estos versos, estaban por ahí, supongo que es lo que me pasa, o lo que me debería pasar por la cabeza…

 

Cuando llega la hora de irse

hay que alejarse,

sin que se note el pánico

manifiesto en la entrepierna.

 

Pero las dudas asaltan

antes de emprender la huida,

no sé cuándo cerrar la maleta,

ni siquiera; si llevarla.

 

Quizás cuando se cierre la puerta

sea el mejor momento,

el orgullo no se refleja en el espejo,

la esperanza, deben ser las ojeras.

 

Yo duermo, aunque no descanse demasiado. Me levanto y leo, busco entretenimiento para el resto del día… No tener sobrinas, hijos o comidas familiares; lleva a eso. Una lavadora, unos versos dilapidados por el tedio… Leeré a última hora lo último que dimos en el curso el viernes y poco más…

            Igual a tu lado podría dibujar un escenario más apetecible. Una peli elegida por ti, un poco de chocolate, tres horas de siesta, incluso una tabla de ejercicios tabata para principiantes…

            Me cuesta cerrar la puerta, más un domingo. Los domingos son para acurrucarse en silencio y devastar la rebaba de la rutina intersemanal… o eso creo. Te invito a casa, si me avisas, pongo la calefacción. No me atrevo a acercarme, por no molestar… supongo que tendrás mejores planes, pero si te apetece, no dudes en avisarme.

            Mis obligaciones en este día, van llegado a su fin, mientras escribo esto. Mi obligación es no cerrar la puerta a tus encantos, a tu sonrisa…

            Lo dicho, ojalá quieras que me pase, o posponerlo al lunes por la tarde en la biblioteca, eso me basta, para no cerrar la puerta…

            Buen día, espero que no llores más ante un manual de DMSV, y sigas teniendo sueños de esos que provocan “latidos intensos, que puedan desembocar en las comisuras de unos labios sedientos” eso está sacado de tu puño y letra…

            Lo dicho, sigo albergando - sueños, esperanzas – ilusión por tu llamada. Tremendo imbécil, de edad avanzada.

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