Versos tímidos
¡Vértigos que turbáis nuestras cabezas,
a todos os invoco y os alabo
Con la conciencia limpia y sucio el nabo!
Son unos versos de Manuel
del Palacio y Simó (Lérida, 24 de diciembre de 1831-Madrid, 5 de junio de 1906)
fue un periodista y poeta satírico español.
Escribió también un poema
titulado: A una mujer
En balde jurarás que me
aborreces
Y que fué mi ilusión delirio
vano;
Yo diré que tu juicio no está
sano
Ó que á una infame cábala
obedeces.
¿Aborrecerme tú? Cuenta las
veces
Que tus cabellos destrenzó mi
mano,
Las que de amor en el altar
profano
Juntos bebimos del placer las
heces.
Cuenta las noches que arrullé
tu sueño,
Las promesas que hiciste cada
día,
De nuestro mutuo afán el loco
empeño;
Y si en odiarme insistes
todavía,
Dí que tu corazón es muy
pequeño
Para encerrar pasión como la
mía.
Madrid, 1860.
Evidentemente, no puedo
suscribir tal sandez, pero tiene su encanto, su poderío, su motivación allá en
otro siglo, donde todo estaba ya, tan inventado como ahora.
¿Inspirador? Algunos versos
sacados del contexto, retocados por la alquimia producto del recuerdo y las
noches solitarias y frías; ahora de febrero.
Me apetece escribir a cuatro
manos, en silencio, sin desbastar, sin prisa.
Empezar a contar noches y
arrullar mi sueño (aunque sea sólo siesta), tras destrenzar tus cabellos con
mis manos y encerrar tu pasión con la mía entre un colacado y un
capítulo de tu serie favorita.
Encontrar el vértigo que turba
nuestras cabezas y sofocarlo siendo tu montura y tu caballero con molinos
gigantes que derrotar.
La conciencia limpia es lo más
sano, dada nuestra edad y nuestras venturas. Eclipsar el mar con un beso,
quizás con el tiempo; merecedor nos hará, o no; de superar a la naturaleza.
Pues no quiero ser un necio que consuele sus ansias, mis/sus histéricos furores
corporales, sus/mis miedos al paso del tiempo… pasando el rato; para eso leo
cuentos o dibujo pájaros.
Quizás un placer dulce y
relajado, no esté exento de avaricia y egoísmo; pues los dos somos civilizados
e incívicos, por el mismo motivo. Nos ha enseñado el mundo en que vivimos, las
pantallas, los test de la Ragazza, y los titulares viperinos que en un color
ponen una palabra como necesaria y a la vuelta, con otro tono se torna pecado.
¡No somos culpables de eso!
Hay veces que veo la esperanza
en una señora que escribe canciones y cuentos (...)
sentarse
en la cama, tomar un buen vino,
platicar, tocarla, fumar
o escuchar las olas.
He muerto muchas veces
creyendo y esperando, esperando
que escribía Charles Bukowski
Otras veces habla Neruda por
mí, diciendo:
Mi alma derramándose en tu carne extendida
para salir de ti más buena,
el corazón desparramándose
estirándose como una pantera,
y mi vida, hecha astillas, anudándose
a ti como la luz a las estrellas!
Me recibes
como al viento la vela.
Te recibo
como el surco a la siembra.
Me oculto, me sonrojo ante la
imagen que se ilumina en mi cabeza, un bikini blanco, lencería roja, me vienen
a la cabeza; es difícil no imaginarte, aunque mi memoria sólo se basa en
imágenes sueltas. No tengo la cabeza para rememorar, tengo el alma viva y una
tierna esperanza en sobrevivir a la enjundia, a la flacidez, al
desmoronamiento… en un solo encuentro, siempre compartido, sincero, menesteroso
y a la vez inolvidable… quizás ese hito que haga de lo fabuloso, un presente
continuo… un poema a cuatro manos.
De ti depende, cuando quieras
puedes pasar a verme. Mi deseo es que me invites a tu casa, presentarte mi
libro como se merece y acabar hablando de Quijotes y Dulcineas, desmereciendo
su locura por la nuestra y nuestras sandeces…
Léeme y llámame al 672 78 90
13, es rítmico hasta el número si lo lees como es debido. Seis siete dos, siete
ocho, noventa, trece...
Voy a seguir leyendo a Hegel…
2023 11 11
Sigo esperando tu llamada. Hoy
me voy al pueblo cargando la habitación que vio como miraba a las paredes, el
pupitre en el que escribí mis primeros poemas frente al gotelé, donde veía
figuras, hadas, demonios, carreteras sin horizonte y senderos que llevaban a un
bosque donde nunca aterricé.
Voy a desterrar los anclajes de
mi infancia al adobe. Quizás sea una metáfora, encontrar una solución digna a
mis sueños, un reposo necesario, un rincón exquisito donde refugiarse de la
inapetencia de los sueños para conmigo.
Por la tarde partido, me
vendaré el tobillo izquierdo, y que la suerte me acompañe. Los jueves terapia
de grupo cerrada en la Unidad de Afrontamiento Activo para el Dolor. Todos los
jueves a las cuatro en la plaza del ejército, hasta terminar el año. Menuda
excusa barata para encontrarnos, si es que vives donde siempre, si es que estás
al otro lado…
Voy a quitarme las telarañas de
la noche, y pegarme la paliza de bajar los tres pisos de casa de mis padres
(sin ascensor), cargado con las tablas de mi pasado adolescente… Luego una
cerveza en el pueblo, y vuelta. A las 18:30 tengo que estar entero, para
partirme la pana contra la Cistérniga (creo)… Si quieres cenar acompañada –
aunque supongo que lo estás, y muy bien -, me llamas, me dices y me das una
alegría…
Buen día para escribir a cuatro
manos, o para ver Indiana Jones y el arca perdida...