Reflexión sin pasión
2024 03 31
Elijo dos poemas al azar, del mes en que nos
encontramos. Sin más intención que recordar la poesía como hálito. Necesario en
un día de pasión, en que la resurrección del sol se ve coartada por un gris
tupido de nubes, de necesaria lluvia, de frío…
No se apaga con el tercer café, recién molido;
acompañado de los Nocturnos de Chopin.
Se va aclimatando el alma, pero el cuerpo juega a
juegos estúpidos por otra parte.
El ventilador del portátil levanta el aire frío
hasta mis dedos. Le apago.
Bajo el volumen, quiero concentrarme en palabras de
otro tiempo, pero mías.
Esta revisión constante, tras escuchar las palabras
eruditas de Fernando Castro Flórez en su 817 recomendación de libros https://www.youtube.com/live/vekJLFLK1U4?si=iY-kTTqjtWgEcu-c
puede asomarme a una posdata decente para mis
antiguos versos, y remasterizarlos con la pasión propia del día, aunque fuera,
la lluvia no deje de versar frases más bellas, y como ya he dicho,
infinitamente más necesarias… elevado a la n ese infinito, si se trata de mis
letras.
Me pongo a ello a capella. Primero quitar la
absurda manía de comenzar el verso con mayúsculas. Manías del Word de otros
tiempos.
Sistemáticamente pienso en la pobre luna
que sola está en el cenit del firmamento
cuyo lugar privilegiado le envidiamos
por su pureza y dulzura desencadenada
cuya exquisitez no llega a suplir
la mágica belleza del amor
de la cual la luna se queja… sola.
14-marzo-1997
PD: Ahora me encuentro como la luna, solo. Llevo
igual demasiado tiempo, igual demasiado poco. Ayer vimos dos lunas detrás de
una barra, dos medias lunas que fueron el único sol que se asomó, que deslumbró
nuestros ojos. Compartí tarde con otro erudito, eterno doctorando, eterno
profesor que lee para seguir aprendiendo, y por pasión.
Sigo teniendo esa manía de buscar la luna en el
cielo. Ahora sin envidia, siempre sola.
Escuché a una autora, que esas manías deberían ser
obligatorias. Sin melancolía, por acercarnos una vez al día a la belleza (o
algo así, es mi posdata, lo transcribo sin comillas). A falta de paseos por el
campo, por senderos primaverales, por callejuelas con gente sonriente… Inclino
mi cuello, me asomo a la ventana y la busco. Lo suelo hacer los martes y los
jueves por la tarde, el resto de los días en la madrugada; manías.
Pero hace tiempo que no escribo sobre ella. No la
tengo envidia, simplemente conversamos, somos almas gemelas. Sigo sin pasar
inadvertido con los años, como ella. Como ella, cada vez se ve con más nitidez
el paso de los años. Ella por la tecnología que la acerca, yo simplemente, por
el paso de los días…
Solos andamos, sin levantar la voz…
En uno de los escritos repasados hoy he cambiado el
título. De ateo a secas, a ateo capitalista. Al igual que la religión, es
huella y tatuaje de nuestro tiempo, al cual renuncio. Era un texto sobre los
malos compañeros, sobre mi misantropía en espacios de labor y mis razones para
ello. Justificaciones personales, que se pueden extrapolar y universalizar.
Como la poesía, como la luna, como su soledad compartida como única belleza a
la que asomarse (a veces) un domingo de pasión (o cualquier otro día de labor).
Pero pasemos a la siguiente poesía…
Sin más ánimo que ventilar,
abro las ventanas de mi alma.
Ya se pasó aquel tiempo
en el que me asomaba a mirar.
No sé si es que está todo visto
o mis ojos se atrofiaron,
o mi vista no capta la belleza igual...
¿Será que todo está gris?
Que el opio ha segado la ciudad,
que he perdido la esperanza
de encontrar cualquier cosa que me haga…
Sencillamente, sonreír en paz.
¡Ánimo! Siempre hay una luz que brilla
y me hace ver el polvo
de mi más profundo ego…
Allá en el fondo…
2011 03 28
PD: Claramente necesito hablar con mi madre, con mi
hermana… Volver al pueblo, relacionarme en el asfalto con mi camuflaje de adobe
made in Villamayor de Campos. Lo tengo reciente, lo tengo a mano…
Pero no quiero molestar, ni a mi familia, ni a mis
amigos. Seguiré asomándome a las letras, a los eruditos que comprenden a Lacan,
a Zizek… y resolver el problema de los tres cuerpos…
La trinidad como anclaje, como divinidad, como
problema, como sistema hegeliano, como origen de la filosofía según Karl Jaspers:
El asombro, La duda y La conmoción.
Supongo que la conmoción se puede sustituir por la
pasión, para la bueno y para lo malo.
“La palabra
griega filósofo (philósophos) se formó en oposición a sophós. Se trata del
amante del conocimiento (del saber) a diferencia de aquel que estando en
posesión del conocimiento se llamaba sapiente o sabio. Este sentido de la
palabra ha persistido hasta hoy: la busca de la verdad, no la posesión de ella,
es la esencia de la filosofía, por frecuentemente que se la traicione en el
dogmatismo, esto es, en un saber enunciado en proposiciones, definitivo,
perfecto y enseñable. Filosofía quiere decir: ir de camino. Sus preguntas son
más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva
pregunta. Pero este ir de camino -el destino del hombre en el tiempo- alberga
en su seno la posibilidad de una honda satisfacción, más aún, de la plenitud en
algunos levantados momentos. Esta plenitud no estriba nunca en una certeza
enunciable, no en proposiciones ni confesiones, sino en la realización
histórica del ser del hombre, al que se le abre el ser mismo. Lograr esta
realidad dentro de la situación en que se halla en cada caso un hombre es el
sentido del filosofar. Ir de camino buscando, o bien hallar el reposo y la
plenitud del momento, no son definiciones de la filosofía. Esta no tiene nada
encima ni al lado. No es derivable de ninguna otra cosa. Toda filosofía se
define ella misma con su realización. Qué sea la filosofía hay que intentarlo.
Según esto es la filosofía a una la actividad viva del pensamiento y la
reflexión sobre este pensamiento, o bien el hacer y el hablar de él. Sólo sobre
la base de los propios intentos puede percibirse qué es lo que en el mundo nos
hace frente como filosofía. Pero podemos dar otras fórmulas del sentido de la
filosofía. Ninguna agota este sentido, ni prueba ninguna ser la única. Oímos en
la antigüedad: la filosofía es (según su objeto) el conocimiento de las cosas
divinas y humanas, el conocimiento de lo ente en cuanto ente, es (por su fin)
aprender a morir, es el esfuerzo reflexivo por alcanzar la felicidad;
asimilación a lo divino, es finalmente (por su sentido universal) el saber de
todo saber, el arte de todas las artes, la ciencia en general, que no se limita
a ningún dominio determinado. Hoy es dable hablar de la filosofía quizá en las
siguientes fórmulas; su sentido es:
-Ver la realidad en su origen;
-apresar la realidad conversando mentalmente
conmigo mismo, en la actividad interior;
-abrirnos a la vastedad de lo que nos circunvala;
-osar la
comunicación de hombre a hombre sirviéndose de todo espíritu de verdad en una
lucha amorosa; -mantener despierta con paciencia y sin cesar la razón, incluso
ante lo más extraño y ante lo que se rehúsa;
La filosofía es aquella concentración mediante la
cual el hombre llega a ser él mismo, al hacerse partícipe de la realidad”.
(KARL JASPERS: La Filosofía,
F.C.E., pp. 11-12)
Pero a pesar de todos estos pensamientos, sin mencionar
nombres propios recordados en mis “cantos”. Me quedo con el momento pasado en la
íntima estancia donde la escatología es un arte en sí mismo, acompañado de una
aplicación móvil en la que, sin egoísmos, se puede encontrar siempre algo
bonito… Y yo lo he encontrado antes de ausentarme de esa estancia, no sin antes
lavarme las manos. Dice así: “La literatura comienza cuando todo se convierte
en pregunta” de Hilario J. Rodríguez; acompañado de una foto maravillosa.
Porque en todos los lugares se aprende, sobre todo
en lugares, siempre íntimos, como lo son una biblioteca o un baño debidamente ventilado…