Una súbita esperanza

 


1996 12 11

 

Una súbita esperanza

trae esta incesante lluvia

que cala mis párpados

hasta exprimir un te quiero

 

¡Aún le siento!

 

El caudal que caía

de los tejados antiguos

y ocres

llevóme hasta un resguardo,

un abrigo,

que esconde; en su lúgubre

apariencia,

un espíritu iluminado

de deseos,

que escondidos –quizás

por su valía-

sé hoy que

encierran mi más

valiosa esencia.

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