Para qué desfallecer en el intento…

 


Para qué desfallecer en el intento…

 

Las flores amarillas llegaron demasiado pronto

a los parajes de mi jardín,

el musgo se aposentó en la sombra

de tu figura hostil, sin que hicieras nada…

 

Es esa sombra la que adormece mis sentidos,

acunando mi frágil esperanza. Desencantada ya,

atrofiada, desértica una vez que ocultaste el sol

que le regaba cada día, que cada noche

aderezabas entre tu piel; llamada caricia.

 

Las flores amarillas inundaron tu jardín

y con ellas, lluvias con sabor a sal

desecaron cualquier atisbo de esperanza.

 

2011 05 29

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