La sinrazón

 


2012 01 09

Aquí estoy, pidiendo perdón por amar. Por respeto, no sea que esté enamorada de otro. No tengo ni idea de ella, pero a veces la quiero tanto que al ratito no la aguanto… pero bueno.

Me pongo guapo, me lavo los dientes, un toque de desodorante y me voy a la piltra a soñarte (lo de soñar contigo, sería otra cosa).

Siempre la dije que era demasiado para mí, que era maravilloso tenerla como diva… pero es lo que tengo. De tanto pensarla, dibujarla, versionarla y doblarla; quieres el roce. Esperas algo que no habías acordado, ni siquiera contigo mismo. De ahí los silencios, la sinrazón, la sonrisa por ver a un principito (literal, un niño con el abrigo del Principito) ayer por la tarde en Winterland… la soledad.

Te pido perdón por quererte tanto. Pero sí señorita, el amor, yo tampoco lo sabía (ni lo creía); puede surgir de un flechazo.

Entradas populares de este blog

Mil y una entradas

Una madre palestina

Reflexión sin pasión