Automatisch Wassalon. Wash Corner

 


10 de marzo de 2012

Automatisch Wassalon. Wash Corner.

 

Aquí estoy en la lavandería… esperando que el mecanismo funcione para dar vueltas y vueltas sin parar. Me gustaría no pensar en nada hoy. Pero inevitablemente tengo que acudir a las manos de una máquina estropeada para que me resuelva mi futuro más inmediato. Es de estas máquinas que por mucho que fallen siempre va a haber que usarlas. Acudo a ella siempre con el pensamiento enrarecido. Sé que debería ser más positivo, pero su incompetencia me ha traído muchos disgustos; casi a diario su inestable funcionamiento me da dolores de cabeza.

               Hoy dependo de ella para tener mis cuentas al día y poder viajar a Barcelona por segunda vez el siguiente fin de semana. Si es mi jefe del que dependo y falla, vaya si falla. Pero he dicho que no quería pensar en nada. Prefiero abstraerme de todo. Leer, pasear, (aunque el día se ha levantado encapotado, para variar) quizás ver algo de deporte, tomar un par de cafés y escribir.

               Quiero leer otros blogs y viajar sin moverme de un lugar. Quizás me asiente en un pub o dos y de rienda suelta a internet. Puede que aprenda algo más de inglés y empiece a comprender el francés. Es buen momento, igual de bueno que otro cualquiera. Pero necesito encontrar ese espacio.

               Ahora mismo le tengo en frente de la lavandería sentado en la furgoneta. Seguramente haya otro mejor en Hasselt. Pero primero poner la muda limpia y luego reinventarme entre torres de Babel. Mientras allá lejos en España el sol brilla, acá las lágrimas empiezan a caer intermitentemente. Son las ocho en el reloj y la lavadora no para de dar vueltas. Quizás haya esperado demasiado tiempo a desinfectarme. Quizás la mierda me haya cubierto hasta el cuello y no me he dado cuenta.

               Mi ánimo decae a la par que mi antebrazo derecho revienta de dolor. No hacen efecto ni antinflamatorios ni cremas… el dolor se ha instalado y va a ser difícil conseguir que remita. Es mejor no pensar, acudir a la máquina estropeada cuanto antes y resignarse a sus atropellos y zancadillas. Todavía tengo fuerzas para andar y si me tengo que hacer más fuerte del brazo izquierdo, me hago. Me sobran calorías para recuperarme de sus zarpazos. Me sobran esperanzas y sueños. Ante la falta de decisión, ante la incompetencia, ante el despropósito generalizado… un poquito de templanza y mucho chocolate (que me recarga de energía).

               En Bélgica, sea 3 de diciembre de 2011 o 10 de marzo de 2012; mis neuronas siguen igual… pensando en aquellas que he dejado atrás y aprovechando mis oportunidades, en la medida de lo posible… cuando haya novedades importantes lo sabréis, hasta entonces buscaré ese rincón que me relaje y mi lleve más cerca de vosotras... Es allí, donde me encuentro a gusto.

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