Capitalismo obtuso

 


 2017 03 27

¡Ay bandido! Con lo fácil que era callarse y tú erre que erre. Está claro que quien menosprecia la inocencia de un niño, no entenderá nunca un verso. Está claro que el psicoanálisis atropella a los que militan al lado de la ciencia más estricta (el capitalismo obtuso). Me empeño en atraer adictos a mi LaboratorioL, emprendedores que sepan ver más allá de lo estrictamente necesario para ser científico loco; pero la globalización les puede.

Son tan cortos de miras, que no ven más allá de maridito o maridita, hijos o hijas, dos coches, un chalet y dos vacaciones al año; un buen sueldo, una (no sé ni cómo se llama) cuenta de ahorro para la jubilación - o algo así -; engordada a base de evadir impuestos y no pagar cañas a los amigos, y poco más…

Necesito alguien más loco, más enajenado del amor juvenil… que llegue a los 40 sin ánimo de lucro y visite Cantabria con los ojos abiertos como platos, a 100 por hora, haciendo parada en cada acantilado para darnos un beso y publicarlo en Instagram…

Necesito habilitar el camino a un horizonte variante, sabiendo que así (siendo variante) es más entretenido. Necesito la rutina de la explosión diaria, activando ingredientes que paralicen la vorágine de los rodamientos de la maquinaria capitalista. Necesito una compañera que me quiera follar frente a los tubos de ensayo, o mientras usamos el microondas como máquina del tiempo. Necesito un poco de arte subiendo cuestas, unas risas mientras las bajamos, y la música a toda pastilla en mi flamante Renault 19 blanco (era rojo, pero la rima es mejor con blanco).

Qué difícil es ser director de orquesta. Sobre todo, hacer que la orquesta no desafine. Casi es más fácil ser padre de dos criaturitas y olvidarte del resto. Prefiero lo difícil, los imposibles… los retos.

En mi LaboratorioL se fuma mucho, porque no se hayan las soluciones a los problemas. Claro, luego vienen los incendios y ninguno es bombero. Más bien, somos pirómanos enloquecidos que avivamos las llamas en cada intento fallido por arreglar las cosas…

Básicamente, eso lo hago yo… mi pareja, la que he perdido una y otra vez en mi vida; no se adapta al trajín alborotado del LaboratorioL, no se debe encontrar bien en la rutina diaria de la explosión sin medida, no quiere ver ese horizonte que cambia según la paliza que lleve uno encima.

¡Ay bandido! ¡Qué ignorante eres buscando entre la nobleza tu respuesta! ¡Ay bandido! Seguiré soñando con lo que a veces, follando con la ropa tendida en el radiador; llegaste a ser… compañera.

 

Entradas populares de este blog

Mil y una entradas

Una madre palestina

Reflexión sin pasión