Progress
2017 04 03
Yo sé lo que me pasa, me gusta
demasiado el siglo XX y posteriores. Progresar tanto, no es de progress es de sociatas y capitalistas.
Yo soy más de los que no necesita tanto para vivir.
Un poco de buena música indie española, que no es más que el pop de los 90, bien musicalizado; un alquiler
asequible con acceso directo a mi bici fixie
o sucedáneo; fibra óptica a tope de gigas (ahí sí que me pongo a la onda del
s.XXI) para ver anime a todas horas; un poco de deporte asequible todos los
días del año, con diferentes suplementos vitamínicos acordes a mi edad; los
mismos amigos del siglo pasado, reconvertidos a padres de familia pero con las
mismas ganas de meterse conmigo de siempre; la misma familia que me pario
cerquita no sea que me desmadre demasiado y un par de blogs.
Hemos cambiado y tergiversado los
términos. Progress somos los retrógrados, y los que se llaman a sí mismos
conservadores son los que más tienen que renovar: de piso a chalé, de coche
utilitario a todo camino, de ropa cada trimestre porque se ha pasado de moda y,
oceano; de pijo a más pijo…
Yo reconozco comprar más de lo
necesario en determinados artículos (de deporte) pero bueno. Sigo comiendo la
sopa de mamá, el cocido y las legumbres, desayuno galletas maría dorada y ceno
huevos revueltos con queso en lonchas… muy básico, muy de toda la vida, muy
normal. Paso de avenas, sushis, hamburguesas de buey y arroces integrales… ya
no te digo de ir a cenar a sitios donde un huevo frito valga 20 euros.
Soy más de tomar el café dónde me
conocen los mayores, aunque enfrente allá una camarera espectacular. Soy más de
pasarme a ver el partido los domingos por la tarde que de ir al cine en pareja.
Soy más de sentarme a ver una puesta de sol que de visitar los bares de otro
pueblo. Soy más de estar solo, que obligatoriamente acompañado por las
circunstancias. Soy más de siesta que de visitar a los suegros (que no tengo) o
de hacer algo porque si no parece que estás perdiendo el tiempo.
Soy casero u hotelero o… ¡tampoco soy progre! Digo la verdad a la cara, en mi
calendario no hay catorces de febrero ni cumpleaños felices, no soy ateo
reconocido, y comprendo las circunstancias del personal aunque no las comparta,
no me gustan las reglas aunque las acato con pulcritud, desaparezco de la faz
de la tierra antes de acoplarme porque sí a lo más cool del momento, me gustan más los niños que los mayores, me
preocupa la juventud y doy consejos de abuelete a los veinteañeros, soy
apolítico y siempre tengo mi propia visión de los hechos con su lógica
aplastante, no hablo a los que doy por perdidos, ni trato de sonreír al que he
puesto una cruz por…
Ya sé lo que me pasa, estoy tan bien
enseñado que es mejor resguardarse de tanto figurista y licenciado; no sea que
se me pegue algo, y vaya a querer ser tan progre
que mi honestidad se venga abajo.