Científicamente probado
2018 10 25
Hay que mantener la calma cómo sea. A pesar de que el fútbol
del domingo me siga postrando en el sofá todo el día, a pesar de que el tiempo
vaya a cambiar a peor justo el día que tengo que salir de casa a disfrutar, a
pesar de que mi coche quiera claudicar antes de alcanzar la madurez, a pesar de
que las cicatrices no me dejen abrazar tu pecho, a pesar de que ahora en mi
cabeza nada se aclare por el zumbido del fuerte viento que azota mi ventana…
No debo claudicar.
A pesar de que Pablo Casado diga que soy partícipe de mi
propio golpe de estado o me sigan llegando paquetes sospechosos a mi Bunker…
Todo está bajo control, dice Trump. Por fin Rato va a ir a la cárcel y sus
tarjetas han pasado a manos de gente menos oscura (nada se destruye, todo se
transforma). España sigue atascada en sus burbujas, antes in-mobiliarias, ahora
in-dependentistas… El rollo patatero que supone escuchar noticias adulteradas
ha tocado la tecla correcta, nada más lejos de su intención.
Han tocado la tecla in-correcta. Sigo odiando el presente
anodino que nos presentan, sigo añorando el presente apocalíptico de Doce Monos
(por cierto, la tengo que volver a ver). No quiero medicamentos que calmen el
dolor, necesito bailar y escupir la sangre que sale de mi infección de boca y
si con eso contagio a toda la humanidad ¡Bienvenido a mi mundo!
Mi calma se mide en decibelios. Los necesarios para derribar
un Estado corrompido (los del pasado 20 de octubre en la Moncloa no han sido
suficientes, @radio3) … Hay que seguir su ejemplo y no disculparse. Si pactas
con el diablo eres Lucifer (eso dicen los populares). No hay nada mejor que
creerse tus palabras para no retractarse de nada. Pedro y Pablo no se ajuntan.
Pues nada todos enfurruñados…
Pero claro, a mí, que buscaba la calma dentro de mi
apocalipsis existencial. ¡Me han salvado cinco minutos de noticiarios!
¡Enciendan la tele señores! A que estamos esperando. Pónganla
en los hospitales, en los geriátricos, en las cárceles… Risoterapias,
mindfulness, yoga… ¡Chorradas! Pequeñas dosis de telediarios para salvarnos de
nuestros insignificantes problemas y todo arreglado. Y si con esto no les
basta, miren la cara de Messi sintiéndose orgulloso de que su equipo no le
necesita. Todo fluye, nada se atasca detrás de la pantalla plana del televisor
que es mi cerebro… Las penurias son legañas que con un lavado de cara
desaparecen como si nunca hubieran existido...
Necesitaba calma, olvidar mi semana larga, dura e
improductiva y sólo he necesitado, apagar la tele y escuchar @radio3 por la
mañana.
Medicina alternativa con alta probabilidad de éxito en sus
pacientes, científicamente probado, gracias a dios… @radio3 existe, como
Teruel, pero sin anuncios de Ikea, ni de nada.
Buen día, señoras y señores del jurado; en vuestra mano está
el veredicto, confío plenamente en ustedes y su sapiencia.