¿Será verdad que después
¿Será verdad que después de la tormenta llega la calma???
Aunque me haya levantado con un orzuelo en el ojo, aunque
tenga que esperar a las 12 para cobrar, aunque tenga que hacer todo lo posible
por darme de alta en la liga senior de baloncesto, aunque necesite un espacio
para aderezar mis retos y ponerme a ellos.
Supongo que el veredicto es claro: un respiro, que dios se
dio el domingo para descansar y ni siquiera paró a mirar la birria que había
hecho.
Pero un respiro con agotadoras horas frente al baúl de los
recuerdos que ahora se encuentra entre cuatro escuadras de plástico y una
pantalla de plasma barato, con mi segundo apellido por montera y fieles
comentaristas de mis infantiles pensamientos, mis más maduros y altos
recuerdos, mis divagaciones autodidactas... una semana, ese respiro; de
aprendizaje, de reciclaje barato y necesario. Una semana de puesta a punto, de
mis rodillas a mis neuronas llenas de ritmo (ambas)...
No sé cuál será más difícil. No sé muy bien cuál será el
resultado. Ayer leía algo parecido a esto: no hay que buscar hasta no
encontrarse, porque si no se está perdiendo el tiempo en banalidades. Pero
el mayor problema de eso es y será según mi persona (y la del místico...) que
los sentidos van todos hacia fuera, que nos llama más lo de fuera porque tiene
más luz, más vida... pero toca adornarse por dentro, deleitarse una semana en
limpiar telarañas y forzar al sol que entre.
Como veis aquí, escribo a capela, sin más adorno que el que
otros vean, sin más son, que el que me dicta el paso del tiempo, sin abstraerme
del mundo, del ruido externo... (El interno, zumba a su antojo). Sólo busco
hacerme un calendario donde autoevaluarme cada cierto tiempo.
Me ayuda, me relaja... quizás sea mi terapia más productiva
(o destructiva)... el tiempo lo dirá.