Siempre es buen momento
2019 10 09
Siempre es buen momento me digo.
“Hoy me he levantado tosiendo porque ayer sólo tenía uno
para llevar a la cama y claro me costó dormir a pesar del cansancio. Es normal,
me digo; me levanto y de camino al gimnasio me paro a tomar un café y compro
tabaco. Fumo mientras tomo el café con leche en la terraza y la tos desaparece.
Me relajo y hora y media después ya llevo cinco malditos
cigarrillos.”
Cualquier día de
cualquier mes desde que empezó el siglo XXI
Podría ser la crónica de mi vida.
Cada vez quedan menos oportunidades. Pero sólo de pensarlo
se me encojen las lumbares mientras escribo. Inmediatamente me vienen a la
cabeza todos aquellos amigos, con los que recientemente he disfrutado; y a la
vez sonrío y tengo miedo.
No me salen las palabras. Se me enturbien y paralizan. Todos
se quedarían perplejos supongo. Todos me darían la enhorabuena con el tiempo y
con más tiempo, supongo que me dirían: ¡Te lo dije, ahora sí!
Quizás hasta se me curaría el problema de mi talón de
Aquiles y volvería a disfrutar del deporte. Pero ahora mismo, escribiendo estas
palabras, ando alterado. Mi ritmo cardíaco se dispara a 85 sentado en mi salón
que, a pesar de tener las ventanas abiertas, huele a mierda.
Mil pausas me ha llevado escribir estas pocas y parcas
palabras. Llevo sentado hora y media y tengo siete cigarrillos apagados en mi
NO cenicero, voy a por el octavo y en cuanto le apague, me ducho y me pongo a
la tarea: dejarlo una semana antes del cumpleaños de María.
21 de octubre de 2019. No sé en que cae, ahora lo miro.
No os lo creéis pero me tiemblan las manos. Bueno, dicho y
escrito queda. 11 días… Y miro la receta que pedí al médico para estos casos
hace unos días, creo que está caducada ya.
¡Por vuestra sonrisa! La mía tendrá que esperar a que cumpla
este objetivo primero.