Atlas decrépito
2021 05 21
He despertado con chándal de C. Tangana
y sudadera vintage: de vieja y desgastada.
He movido el trasero con dificultad supina.
Los nervios con sus campanillas,
los músculos atorados y acortados
como las ramas de un bonsái caduco.
En menos de dos mil metros he alcanzado
el infierno y bajo las aguas del riego del
fregadero
no he encontrado la calma que supone el galeno*.
Vuelvo al asiento, después de estirarme
como un cuaderno viejo y aplastado.
Anudo la manta a mi costado, busco una melodía
acorde a mis movimientos y rebuzno palabras
olvidándome por un momento de alcanzar
al titán endiosado del Urano griego**.
Pero el sol ilumina la estancia,
agua fresca, hace el resto en mi fuero interno
y la soledad y el tiempo, se afanan en alcanzar
el ergo summum, los manuscritos escupen llamaradas
muy lejanas a un dantesco inframundo;
crepitan lava milenaria, contemporánea y eterna.
Prestaré mi cuerpo maltrecho de huésped,
lo alojaré en mi espalda, como Atlas; seré
el sustento de sus infinitos mundos,
aguardando serenamente su sabiduría.
Teniendo fe, todo se alcanza.
*médico
**cielo