Considerarme filósofo sería arrogante

 


2021 11 11

 

Considerarme filósofo sería arrogante. Pensador es una palabra que siempre me ha gustado. No imagino una vida sin cuestionarse inclinaciones y acciones que realizamos a diario. Una vida automática me resulta fatal.

 

El algoritmo no es más que un columpio bien barnizado para llevar esa vida automática, pero hoy no es el tema.

 

Hoy me he acercado a la filosofía de una forma bien barata. Desayunando encendiendo el televisor con la dos y su programa La aventura del saber, una manera extraña, pero igualmente gratificante.

 

El invitado era Reyes Mate, que es bloguero y vallisoletano como yo. Hablaban de la Ilustración, de un tal Voltaire, de un tal Rousseau, del Tratado de la tolerancia. Salió el tema del terremoto de Lisboa de 1755 que se llevó a más de 30.000 personas y que hizo que se cayeran las torres de la catedral de Valladolid; del por qué fueron 30.000 y no menos, por la avaricia del ser humano, al volver a por sus “tesoros” que es cuando tuvo la gran réplica que acabó con aquella ciudad. Siguen hablando de las diferencias entre Voltaire y Rousseau hasta que le pregunta el entrevistador por la filosofía aplicada de aquellos pensadores. Responde primero con la importancia de las ideas, de darles el valor que merecen y de ahí un breve apunte sobre la situación de La Palma. La lección de que la naturaleza tiene sus exigencias y el hombre sólo las puede agravar o aliviar, pero nunca oponerse a ellas. Recordando una viñeta del dos de octubre en El País, muy significativa.

 

Me ha caído bien este señor de mi tierra. Desconocía lo de las torres de la Catedral, me sonaba que era algo del presupuesto, pero ignoraba lo del terremoto. También me ha gustado su intervención al enfrentar a los dos ilustrados de una manera tan aguda y entretenida, escuchadle. El último post en su blog hablando de la compasión, va dar más que hablar y probablemente no esté de acuerdo con la mitad. Pero que gratificante es pensar.

 

Que pena que le haya conocido hoy. Entre otras cosas por eso yo no soy nadie y el es un erudito. Pero tanto él como yo, seguro que nos equivocamos y rectificamos, por un único motivo, pensar lo que hacemos, lo que otros hacen, lo que otros hicieron. Esas desigualdades que vio Rousseau y trató de modificar. Esa intolerancia cuyo origen vislumbró Voltaire en la ignorancia y la corrupción.

 

Pero sigo pensando que no sirve de mucho. El algoritmo mata. Esa democracia dibujada por Rousseau está adulterada por la ficción del poder efímero del que llega al sillón. Ese representante que olvida a quién representa por un puñado más grande de arroz. Por no escuchar al pensador, al erudito, al filósofo que con su metafísica haría que la física (las ciencias exactas) no anduvieran a merced de un algoritmo condicionado por unas minorías, digamos finamente, acomodadas. Un pensador, un filósofo, un erudito que pondría un poco de calma al torrente de lava en que han convertido este mundo sin freno que se empeñan en dibujar, sin pensar en las consecuencias a largo plazo y sin construir islas en las que sosegar.

 

Un libro no se escribe en lo que se escribe un tuit, una ley no debería manipularse como si nada. La educación debería matizarse desde la universalización, porque Goya será grande para un italiano y para un coreano, hoy y siempre; al igual que la Gran Guerra un horror; al igual que uno más uno son dos.

 

¿La religión? Si fuese filósofo, ya hubiera pasado un juicio injusto y hubiese sido quemado en la hoguera. Me lo reservo para mis discusiones con mi madre catequista, en proceso de beatificación.

 

Buenas noches, que hoy se la juega la selección para jugar un mundial en un país sin derechos humanos y quiero estar cenado para verlo sin que me produzca ningún retortijón. Aunque con dieta blanda por el dentista, lo dudo… ¡Crema de champiñones para todos!

 

Por cierto, jodó con el libro que me estoy leyendo. Los japoneses son letales. Esta vez Kanae Minato me tiene fascinado con Confesiones. Va a ser mi acompañante, seguro, antes de que el sueño me alcance con el juego tikitaka de nuestra selección…

 

Ojalá me diera la herencia para ser pensador…

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