Freno de mano

 


2021 12 14

 

El barranco tiene la ventaja de que, si te tiras, caes rápido. Tengo vendado el cuerpo entero y aunque debilitado, duro. Pero exponerme al vacío me da pánico. Prefiero bajar por escaleras con barandilla; asegurar cada paso y llegar.

Aunque en buena medida ya he llegado; estoy. La ausencia completa de deseo está muy lejos, pero debo limitar mi ímpetu, por ejemplo; escribiendo estas palabras.

Los caprichos les limito a dos polvorones al día, ahora que es época.

Luego les adorno con libros y textos propios que me hacen disfrazarme de Murakami y creo mis propios universos oníricos. Así llevo años. Deleitarme con la realidad, lo dejo para cuando salgo al campo; el Retiro me basta.

Precipitarme al folio en blanco, sea para escribir o para pintar un borratajo; me es más llevadero que bajar a los infiernos de… Iba a empezar con Oniria y es muy pronto para ello, la niebla sigue siendo espesa.

El caso es que, si la escalera tiene barandilla, yo me sujeto y voy seguro… incluso entre niebla espesa.

He dicho al principio que el vacío me da pánico, pero acostumbrado a la meseta… Uno necesita subir las pulsaciones de vez en cuando y no acomodarse. No para afrontar la realidad, sino para sentirse vivo. Se puede llamar: amor a la Filosofía; o como quiera usted llamarlo.

Transito varios precipicios a diario, desde hace unos meses, se ha hecho rutina (hablo de mi baja médica). Superarlo depende mucho de agarrarme fuerte de esa barandilla. Está mi hermana, mis primas, mis relatos, mis poesías y hace bien poco, mis cuadros… Pero también mis cursos, mi rehabilitación, mis padres, mis facturas…

Pongamos que el puente que transito está en un eterno vaivén. Tengo que hacer todavía muchas abdominales para pisarlo con la seguridad de caer, y tener la fortaleza para levantarme de un brinco y seguir adelante.

Con esto del cambio climático, las precipitaciones vienen inesperadas y son tremendas. ¿Me está costando? No más que madrugar para ir a trabajar, es decir. Sigo escribiendo y soñando, sigo leyendo y aprendiendo a diario, sigo encontrando en las dificultades una oportunidad de crecer y el tiempo dirá si la estoy aprovechando.

Quizás lo próximo sea escribir en inglés como hacía Murakami y luego traducirme.

 Al escribir en inglés, lengua que apenas dominaba, se vio abocado a escribir frases simples y a emplear palabras muy básicas para contar una historia. Murakami se gustó así de simple y así de básico, y luego se tradujo al japonés, poniendo la primera piedra del millón de páginas de sintaxis escolar que le conocemos.

Es una buena opción y nada descabellada.

No quiero perder de vista el acantilado, pero de momento, no puedo caerme al vacío. No estoy tan fuerte.

Dejo mi escritorio y me tiro al suelo a hacer los ejercicios diarios. La tierra firme es un terreno que debo transitar a diario.

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