La noche de Reyes
2022 01 06
La noche de Reyes ha sido intensa. Ayer me acosté con una
versión muy bonita de Las mil y una noches, para que la magia
cubriera la estancia después de descubrir la poesía fonética que un tal Hugo
Ball se inventó un 23 de mayo de 1916 y me dejó un poco helado.
Me quedó desconcertado. Pero hoy, abriendo los regalos con
la misma ilusión que un niño (volviendo a leer a Hugo), pegadito al lado del
epistolario entre mi Querido Salvador, Querido Lorquito, descubro
que se puede cambiar el sentido de concepciones ancestrales. Estos dos fueron
magos de ello en su tiempo.
Hiroshige lo hizo, haciéndose célebre por demostrar
que el “mundo flotante” puede estar alrededor nuestro y lo plasmó en bellas
estampas disfrutando de la vida cotidiana, adaptándose al sentir vital con
“imágenes del mundo flotante” (Ukiyo-e) y evitando la concepción
pesimista del budismo que se tenía hasta que él, le dio el giro oportuno y
necesario.
Me he quedado con la única estampa en que la protagonista es
un personaje: Cortesana escribiendo una carta, por lo que no creo
que haya nada más bonito que plasmar los sueños en un escrito y luego enviarlo
sin acuse de recibo.
El caso es que he seguido abriendo regalos, después de haber
desayunado lo que los Reyes Magos han dejado, un poco de roscón con nata y la
mitad de un café frío. Sólo ha debido de pasar uno, la cafetera seguía llena de
café…
Cuando he terminado, he leído papelajos con notas que no
entendía en un primer momento, he encendido la vela del escritorio y me he
puesto a traducir.
Firmaban MGB, me ha sonado a título de película de Disney,
pero no sé, yo con esos no quiero nada… Soy más de Marvel, DC y los estudios
Ghibli. He sacado la lupa que custodia mi Seiya de Pegasus y he seguido tratando
de interpretar esos papeles que los Reyes Magos, o uno de ellos por lo menos,
me habían dejado a modo de regalo.
Creo que dirigen a un cuento ancestral: Micromegas
de un tal Voltaire. Debe ser un electricista loco que habla de como se
conduce la luz, cosas del futuro cercano. Yo sigo prefiriendo las velas, su
lento consumir, su cera que calienta las yemas de mis dedos al escribir.
¡Cual es mi sorpresa al terminar el cuento de Voltaire…!
Es un filósofo de otra época, sabio, extremadamente empático (por su diferencia
de tamaño), trotamundos, naturista y con una dote en la conversación
extraordinaria…
Micromegas es la Musa de mis sueños sin ninguna duda. Aunque
es hombre, por lo que se deduce al leer el cuento; puede ser lo que yo quiera,
pues los Reyes Magos tienen ese don, hacer realidad los sueños.
Charlando durante una revolución solar, me he visto tumbado
en su sofá otra vez. Negando sus deseos, sus caprichos y prefiriendo escuchar
sus pensamientos mientras la observaba con deleite y la acariciaba su pecho
turgente, deleitándome… ¡Qué delicia haberlo visto entre los renglones de este
cuento!
Supongo que 660 toseas son 156 centímetros en mi Tierra,
“nuestra pequeña bola de fango”, como dice el poeta Voltaire. 423.08
toseas en Sirio es un metro aquí, quiero que lo sepas… Pero tú no eres esa
morenita que después de 100 años de abrazos se conforma con cualquier
petimetre. Yo no soy de ir a la moda ni mirarme en el espejo y me has bendecido
con esa alma imposible de definir por estar cultivada por todo tipo de
filosofías perecederas… “Le doy las gracias al creador por haberse dignado a
hacerme descubrir secretos que parecían impenetrables”
Sabes de casi todo y amas por encima de todo, me has hecho
descubrir, entre todos esos secretos, el más importante de todos: “debéis de
dedicar toda vuestra vida a amar y pensar, ese es la auténtica vida de los
espíritus. Yo no he visto en parte alguna la auténtica felicidad, pero está
aquí, sin duda.”
Me remito a sus palabras, porque las he escuchado de tus
preciosos labios hace nada… ¡Qué sabios son los Reyes Magos! Me han recordado
que debo seguir escribiendo mi propia filosofía en un libro en blanco…
Todo lo anterior se viene abajo. ¿Te acuerdas del cuaderno
que te regalé? ¿Le vas cubriendo de pensamientos? ¡Ves como los milagros
existen y están al alcance de la mano! Siempre con un boli de plata, de oro o
de grafito al lado…
Gracias, la MGB, no es más que Melchor, Gaspar y Baltasar; y
han obrado el milagro, igual sin merecerlo…
Voy a seguir al pie de la letra sus consejos: dedicaré mi
vida a amar y pensar… Si es a tu lado, mi pensamiento viajará más alto; si
cuando vueles por otros planetas que no sean los siriacos, aterrizas cerca y me
ayudas a seguir rellenando las páginas del cuaderno, sonreiré como lo van a hacer
los niños hoy al desenvolver los regalos… Tengo mil maneras de amar, y el
cuaderno en blanco para seguir aprendiendo otras mil.
¿Te he dado las gracias? Creo que sí, daría un paso de
gigante e iría a desordenar tu cuarto, pero no soy Micromegas… Otro día con más
calma, me coges de la mano y me acercas a ver las vistas desde la biblioteca
del Retiro y quizás me deje subir a lo alto de una torre para brindar por haber
coincidido en esta bola de fango; mucho más hermosa y llevadera desde que los
dos empezamos a escribir nuestros cuadernos, completamente en blanco.
¡GRACIAS SOPHIA!