Hablando de amor y pensamientos
2022 09 11
¿Necesito de un “escándalo” para reiniciar?
Supongo que cada uno trabaja como puede. Yo sí, hallarme hundido me hace
reflotar; o quizás sólo fue por ver una pareja empalagosa, besarse y besarse en
la estación de autobuses… ¿Qué se yo?
Cuando
no te ves reflejado en el espectro que te toca vivir, pasa eso. Aunque ellos –
la pareja – sean lo discordante entre el tumulto de caras largas o sonrisas
pasajeras de jóvenes de viaje a sus lugares de destino para un año de estudio y
fiesta sin vasos de cristal, ni siquiera refrescos individuales… El caso es que
no me veo y acabo de escuchar a una escritora de relatos fantásticos, cómo
vender su obra y me deprimo y entonces… Empiezo a querer no ser así – no como
ella, sino como yo -.
Necesito
tener claro y dejar claro que no estoy escribiendo como quiero. Es decir, me
gustaría escribir de otra manera. Más directa, sin olvidarme de la metáfora
continua, del realismo apagado entre la realidad que intento mostrar… Como
digo, es muy difícil retratar lo que llevo dentro y plasmarlo en una historia.
Porque sin querer, quiero hacer una cosa: escribir el libro más influyente en
el siglo en que vivimos. Así, sin más. Pero no quiero insultar, matar a nadie,
sin violencia, sin exageraciones que puedan llevar a confusión. La vida no es
así. La vida es una sucesión de rutinas, con fuegos artificiales en la
intimidad, que sin ser vistos; aclaran el horizonte o, por lo menos, dan ese
empujón para seguir con el resto de rutinas… ¿Y las pueden llegar a cambiar?
Pues eso… Esa es la meta, que los pequeños detalles, sean el estímulo necesario
para… Cambiarlo todo.
Antes
de ayer, dentro del derrumbe etílico, hubo tiempo para conversaciones que
fueron por ese camino. ¿No podría España ser potencia o por lo menos, ejemplo
de autoconsumo? Sol, viento, cereal, olivos, huerta… ¿Quién necesita un
oleoducto? ¿Quién necesita defenderse con tanques? ¿Por qué no desviar ese
presupuesto a que pasten nuestros rebaños y hacerlo de manera sostenible y
sencilla? Creo que se puede, creo que hay miedo a que eso pase. Igual ahora voy
a exagerar, pero es la única manera que encuentro de expresarme, sin herir a
nadie. Un encierro como el que hizo a Japón estar donde ahora está. Cerrar
fronteras y pensar en nuestros vecinos. Librarnos de Europa, por un momento y
salir adelante con nuestra tierra, con nuestra gente, con nuestro talento… para
volver más fuertes… Simplemente, escribir fuerte, me parece violento;
pero es la única manera que encuentro para hacer llegar el mensaje…
Por
eso leo a Umbral y me fascino. Leeré a Shakespeare, aquí cerca tengo Hamlet.
Pero también me he acercado a culminar una larga bibliografía de ciencia
ficción… Para alcanzar ese género que en mi tercer libro, está saliendo casi
sin querer… Por esa necesidad de alejarme de este mundo y crear otro, espejo de
mis sentimientos. Sin ser negativo, pesimista, ni nada por el estilo… Es la
manera a la que me han llevado los otros dos libros. Buscar la solución, pero
lejos. Se me queda corto el aislamiento, la vida alternativa que propongo en
los dos primeros.
Mis
momentos de soledad, que son demasiados… Los relleno de amor y pensamientos,
parafraseando a Patricia Highsmith; son mis dos apetitos más ilustrados. Me
sostienen cuando la realidad es demasiado opaca, y solucionan la mediocridad.
Ésta la tengo como necesaria, como ya he dicho, los fuegos artificiales son
necesarios dentro del tedio, para saber distinguir lo bello de lo no tan bello.
Los contrarios son necesarios, sino no apreciaríamos una caricia, un alago, un
abrazo sincero… El exceso de casi todo es malo.
Voy
a seguir leyendo y viendo Star Trek y disfrutando con el Eurobasket y
escribiendo la tercera parte de la historia interminable que es la escritura
sobre el amor y los pensamientos… Mi manera de amar y mi manera de pensar… Como
dijo mi amiga: “Demasiado difícil”. ¿Quizás? Por eso viajar al espacio
interestelar, me parece tan necesario como cambiar mi dieta a base de café,
galletas, chorizo y huevos…
A
mí me resulta más fácil viajar.