¡Comienza el mercadillo! Despúes

 


2022 11 18

 

¡Comienza el mercadillo!

 

Después de año y medio de baja, por fin me he dado por vencido. No voy a quejarme de la asistencia no-recibida, ni bobadas… Hoy escribo porque vendo todo a precio de saldo, no merece la pena guardarlo, no puedo usarlo.

 

            Mi época de correr por las calles, por los senderos o las montañas… se acabó. Me duele bajar a ver a mi familia… literal.

 

            Como quién deja el tabaco, que no sé como se hace. Lo primero para pasar el mono de la manera menos dolorosa es evitar la tentación, eliminar ceniceros, mecheros, y por supuesto el paquete de tabaco. Yo mantendré mis recuerdos en fotos que miraré de vez en cuando, pero todo lo que me empuje a hacer deporte, lo voy a invisibilizar. Supongo que me tocará seguir bajando los precios y me llevará tiempo. Me doy de plazo hasta mi 46 cumpleaños.

 

            Ayer firmé la baja del gimnasio, hoy he ido subiendo camisetas y zapatillas, faltan muchas… Poco a poco, paso a paso (sin moverme del escritorio). Esto no es una campaña de marketing, es un epitafio, para honrar a mi mejor versión, la de amante del deporte en equipo. Mi mejor profesor.

 

            El mercadillo es anecdótico. A conocidos que quieran algo de mi pasado y se quieran dar un paseo por mi casa, les reduciré el precio a la nada, a ese café con recuerdos sin llantos, sin nostalgia. He tenido año y medio para disiparla, ahora me acompañan los versos, los párrafos indescifrables de ensayistas que no se dejan querer, páginas de exquisita belleza, capítulos repletos de enseñanzas. Libros, panfletos, revistas, fanzines, diccionarios, cuadernos de autor… imprenta preñada de Vía Láctea que embellece mi horizonte, sin moverme del salón.

 

            Podéis acercaros a verme, siempre hay café, té, y si avisáis con tiempo, puedo bajar a por unas cervezas o una botella de vino o un aquarius… incluso una tableta de chocolate Valor o unos polvorones…

 

            Es triste, pero tenía que hacerlo en algún momento. Esto me ha costado, pero he logrado empezar después de tres o cuatro años arrastrándome por los escenarios más bonitos. Ojalá fuera tan fácil dejar de fumar, la terapia de escribir siempre ayuda.

 

            Gracias por escucharme, ¡me cago yo en el Black Friday! Esto si que es para gastar todos los ahorros y hacer sitio en mis armarios.

Entradas populares de este blog

Mil y una entradas

Una madre palestina

Reflexión sin pasión