Han Kang en La vegetariana

 


2024 01 30

Estoy leyendo a Han Kang en La vegetariana. Supongo que la brutalidad instalada en mi cuerpo se ve reflejada en ciertos momentos. El artista desquiciado por sus turbios pensamientos, la excusa perfecta para aceptarlos y transformarlos en “obra de arte moderna”…

Quizás la metáfora no es tal. Ahora dejarse llevar se programa en todos los telediarios, no cabe en el resumen de Informe Semanal.

El culmen es la mancha mongólica. En mi caso es un corte de cristal. Pintar los cuerpos hace desaparecer las pesadillas, tomar decisiones personales drásticas hace, al que las toma; ser apartado de la manada.

El rechazo aparece como el miedo incontrolado, llevado al raciocinio. Las costumbres son atalayas donde refugiarse de las decisiones personales y valientes de un individuo…

El sexo bruto como pantalla de voyeur, parece la única manera de acercarse a los cobardes.

Queda la mitad del libro. Aún los cuerpos están pintados de flores, los sexos, sus pistilos… Suena la ambulancia de la incomprensión, del suicidio.

Se pasó la hora de cubrir las necesidades básicas. ¿Cómo terminará todo?

Al parecer la única completamente bella, es ella. Acepta su cualidad con total naturalidad. El rechazo popular no la afecta… ¿Se ha vuelto completamente loca, o es la única persona razonable del planeta Tierra?

Supongo que no es buen día para dormir a trompicones, despertarse de madrugada y leer algo tan inaudito. La posmodernidad me supera, el presente me atropella, me tengo que afeitar que esta tarde tengo una entrevista, y sólo pienso en ciertas escenas eróticas que me distraen…

Me gustaría leértelas después… recrearlas de otra manera… Antes de que el ala de psiquiatría se desinfecte para recibirme con sus puertas blancas abiertas de par en par; el único lugar del hospital donde se puede empezar a fumar como terapia alternativa reglada por la OMS.

 

Entradas populares de este blog

Mil y una entradas

Una madre palestina

Reflexión sin pasión