Misa en San Andrés
2024 01 20
“Son todo un prodigio las musas / De mala educación” (Luis Eduardo
Aute)
Ayer el cura puso todas las papeletas para quedarse sin propina.
No quería jaleos en su aposento, a lo hora de darnos la paz. Al terminar,
tampoco quería corrillos, y nos hecho de “nuestra casa”…
Su aposento con capacidad para… no pone su aforo en Internet; pero
estimo según las 30 personas que hubo ayer, que para unas 400 personas
sentadas… La iglesia de San Andrés decía, no da para que se abracen 20 personas
muy, muy allegadas, a la hora de darse la paz. Según el cura, no ha lugar;
provocando un jaleo innecesario.
Lo de los corrillos, fíjate, lo paso; porque cuando yo termino de
trabajar y me dejan las llaves de la nave. Quiero cerrar lo antes posible, y
largarme.
…
Pero claro, luego está eso de que estamos en la Iglesia, un
viernes por la tarde para despedir a mi padre, fallecido hace una semana. El
cura no sabía, o ignoraba, o se saltó… que mi padre se casó allí, su mujer fue
catequista allí, mi hermana se confirmó y yo, hice de padrino de un
“desconocido” mientras hacía la comunión… Sólo mi familia, tenía y tiene, más
vínculos con San Andrés, que el cura que la ofició.
Las musas le traicionaron. Si hubiese preparado la misa que le
pidió mi madre y mi tía para mi padre, la homilía hubiese sido más personal. La
lectura iba de necias y listas, de garrafas con aceite y otras que no las
llevaban… Una parábola, según el cura. Mi padre fue de los listos, sin
prepararlo, mirando a los cuatro gatos que fuimos; podía haber acertado con el
sermón.
Pero no se lo preparó.
No preguntó a mi madre, cuántos hijos tenía. Sólo con ese dato, ya
tenía un sermón más adecuado. Nosotros como garrafas de aceite, y tal y
pascual… Podía haberme enternecido. Sin embargo, fue Sara (Sarita), la hija de
mi prima la que me alegró la despedida. A mi padre le gustaban mucho los niños,
y ella no paró de hablar, con su vocecina, en toda la misa. No paré de sonreír,
pensando en él, en mi padre…
Era en lo que consistía.
Pero no lo logró el señor párroco, sino una niña, prima mía.
Conclusión. La última vez que piso una iglesia en Valladolid. Me
tocará en verano ir a la de mi pueblo, que era el de mi padre. Con gusto lo
haré. Pero sabe dios que, si entro en una iglesia más veces en mi vida, será
para admirar su arte, no su dogma.
Ser tan nazi, porque nazi es la puta palabra; de ordenar no
acercarse a familiares y amigos para abrazarse en esos momentos, es de…
No prepararse debidamente un encargo es de mal profesional, yo si
fuese empresario, o su jefe; le echaría a la puta calle.
El concepto de alboroto por darse la paz unas 30, 40 personas
moviéndose de sus asientos; en un recinto cuyos metros cuadrados no aparecen,
para no pagar IBI; pero que es una de las iglesias más grandes de la ciudad
según varias páginas web. Me parece ridículo y fuera de lugar en una
“celebración de la muerte”, cuando el 95% de las personas allí reunidas
conocían o eran familia de la viuda. (estimo que estará alrededor de hectárea y
algo, la superficie del recinto)
…
Esos versos, los compartió un amigo hoy en su IG… y sí, al cura le
acompañaron las musas de la mala educación… Supongo que Aute no se referiría a
esto que voy a decir, pero la poesía, sin posdata, tiene esas cosas… Mil y una
interpretaciones.
A mí esos versos, me han olido al dogmatismo más ortodoxo que se
pueda dar en el siglo XXI. Esas órdenes que se dan en “casas de dios”, y de sus
fieles; añado yo. Esas musas irracionales que hacen creerse a un puto párroco,
dueño y señor de una casa que es de todos.
Además, esto lo digo por una cosa que me enseñó mi padre. Lo digo,
porque, aún hoy, sigo desobedeciendo a mi madre en su casa… y ella acata lo que
yo hago en la mía, con resignación. Pero respeta mi lugar, y yo, casi siempre,
el de ella…
Pero no me quiero alargar. Sólo quería recordar el día que
recordaron a mi padre en San Andrés, una semana después de su muerte. Mi prima
Sara preguntando cuando el cura alzó la ostia al cielo, y preguntó a su madre:
¿y eso qué es?
Yo tenía catarrazo, no di, ni recibí ningún abrazo; pero tuve a mi
padre, justo al lado. Diciéndome: ¿de verdad tenemos que escuchar este tostón?,
y yo respondiendo: Es por mamá, y ahora también por tu hija, que se va a hacer
del Opus.
Él agachó la cabeza, y aguantamos toda la mierda que he descrito
arriba, pendientes de la prima Sara, hasta que salimos a fumar un cigarro.
Acompañamos a mamá a casa, y nos dijimos adiós tomando un cubata al llegar al
barrio. Él era más de clarete.
Un abrazo. Las musas traicionan a veces. El cura en el sermón
llamó tontos, o poco listas a las que no fueron preparadas al banquete. Son muy
arrogantes, para ganarse el cielo; es muy humilde opinión. Igual si fuera más a
menudo a esos lugares… posiblemente, les habría prendido llamas, y ahora
estaría en la cárcel… Así que mejor, de lejos, como hizo siempre mi padre;
cuidando la ermita de su pueblo, cuando no estaba el párroco dentro… Por su
seguridad, y el de toda la santa iglesia.
Amén.