Mario Bunge en Concepciones de Bertrand Russell sobre el conocimiento humano

 


2024 02 24

 

Tras una noche con Ana Minecan, desvelado a las cuatro de la mañana, y cambiando de lista de reproducción… Leo a Bunge. Tenía un libro abierto de él, pero me acerco a un artículo sacado de una revista extrañísima… en PDF.

Ana Minecan me acaba de enseñar a acercarme a los libros de filosofía, a las fuentes. Yo, cobarde, me acerco a un artículo, teniendo un libro abierto.

Aún así, su método es razonable. Le llevo usando desde niño. Sin el éxito de una carrera, un máster, o un doctorado. Sin la suerte de memorizar todos mis encuentros con textos primarios.

En este artículo de apenas 9 páginas, he llenado una hoja por las dos caras de un cuaderno pequeño. He afilado el lápiz para entender mi letra tumbada, perezosa, estrecha, o más bien delgada… Una línea de ese mismo lápiz da al traste con todas mis notas…

Me ha encantado tomar el primer café del sábado con Mario Bunge y Bertrand Russell. Su lógica siempre me ha atraído.

El artículo es especialmente motivador. Aclara el método russelliano de una manera muy clarificadora. También afirma dos puntos insatisfactorios en su manera de afrontar la filosofía.

Todo aparece bien estructurado. Parece clara la admiración de Bunge por la manera de filosofar de Russell: científica y exacta.

Evidentemente será difícil eliminar toda incertidumbre para un filósofo. Pero vislumbrar la meta, no quiere decir que con alcanzarla se haya “vencido”.

Un pensador que se precie no estará conforme ni con sus propias teorías.

Lo que he sacado en claro de esta noche, porque todo debe estar enlazado; es lo siguiente. Me acosté con un vídeo titulado: Un viaje épico al universo visible, busqué en el buscador filosofía moral, y llegué a Ana Minecan y su canal… Me he despertado antes de las cuatro de la mañana, y mi mente buscaba algo más. Estaba nervioso, ansioso, no sabía de qué.

Me levanto, me hago un café y en vez de abordar un libro abierto de 300 páginas, busco entre mis librerías pixeladas. 637.540 bytes han sido suficientes para eliminar mi ansiedad. La canción de Iván Ferreiro: El equilibrio es imposible ocupa 6.005.460 bytes, para que os hagáis una idea de lo conformista que me he vuelto. Muchas veces la cantidad no es lo fundamental para evitar el colapso, con un paseo corto basta.

Y ha bastado para aprender ciertas cosas importantes. Me llevan a Ernesto Castro, a seguir leyendo y desahogándome con estos monólogos, antes de embarcarme en un proyecto largo… Ya vendrá, no tengo prisa.

Ahora toca volver a la camita. Encontrar un vídeo de física cuántica y descansar un rato antes de afrontar el día como los mortales.

No voy a poner a Ana otra vez, me recuerda a mi musa… No quiero musas a las seis de la mañana, quiero cuántica, perlética, pelapelanbrética; peluda, pelapelambruda…

Buenos días, yo me voy a acostar…

Léanlo con calma (el artículo), merece la pena.

 PDF con el artículo

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