Sueños y pesadillas
1997 05 07
Buscaría perderme
en un vaso de cerveza,
ahogarme impunemente
en el laberinto de tu boca.
Soplar al horizonte
para alejarte de mí,
acariciar las olas
y bajar la marea.
Subir al firmamento
y descolgar una orquídea,
remar por la alameda
deshojando las estrellas.
Llegar a tocar a dios
y darle un beso,
ver un día la muerte
y después sobrevivir.
Me gustaría abrazarte
y hacer surf por Antequera
y darte un beso, morena
en una tarde de abril.
Y si no puedo chiquilla
me conformo con soñarlo
ya habrá tiempo de bodas
y de cazar colibríes para la cena,
ya habrá tiempo de perderse
entre tus piernas locas
y besar tu corola
con noches de alelí,
ya habrá tiempo, y sino…
¡Qué les jodan!
Soñé esta noche contigo,
y soy el tipo más feliz.
2024 02 20
El final me basta, ciertos versos
mal medidos con mi tenue vocabulario, con mi distópica forma de rimar, con
figuras exentas de forma en sí… Cambiaría esa forma a la mano, por una pizca de
talento lírico, pero no la Idea, casi platónica que se desenreda fácilmente
en cada nota juvenil.
Acabo de terminar de pasar a mi
blog 1996. Año, al igual que en el que estamos, comienzo de semana, de mes y de
año en lunes. Sigo dibujando el cielo igual de claro, y me alienta en mis pasos.
Por eso el latido atropellado de
tu presencia a lo lejos, escondida de mi voz y de mi presencia, es antídoto que,
sin hipnotizar, permite soñar a pierna suelta.
Voy a retocarla, a ver si la
mejoro:
Buscaría perderme
en un vaso tocado con miel,
ahogarme impunemente
en el laberinto de tu boca.
Respirar frente al horizonte
abierto ante mí, ese que nos
separa;
hacer meseta de las montañas escarpadas
para bajar con la marea hasta tu
playa…
Subir sin aliento al firmamento,
deshacerme en girones en tu olimpo,
nadar a contracorriente con el
lastre
de mi pasado atado a un tobillo.
Hacerte olvidar el insomnio,
hacer brillar tu mirada en el
descanso infinito.
Deshacernos como dos copos de
nieve
con los primeros rayos de un sol
de invierno.
Indagar la manera de hacer de mis
sueños
tu lugar favorito, mezclarme en
los tuyos,
derramar en silencio el amor sin
desperdicios,
en un lecho común, cercano al
cielo.
Voy a pegarme una ducha, pasar por
la biblioteca y llegar tarde al curso. Las cosas están muy tensas en la vida
real, el final del curso se está haciendo largo por incompetencias varias,
ajenas a mí.
Ayudan los sueños lejos de tu
lecho para sobrellevarlos. Tienes ese poder, supongo que eres consciente de
ello. Sino es así, hazte a la idea. Yo con la mitad, dormiría a pierna suelta,
sin ansiedades de ningún tipo, sin pensamientos capaces de turbar ni un segundo
de mi descanso.
Hoy he soñado que me perdía en un
país lejano (por desconocido), y a la vez, la plaza en la que se iniciaba mi desorientación
se parecía demasiado a la de mi pueblo. Un amigo, Fernando Lebrato; cenando en una
mesa junto a Messi, me indicaba el camino mientras se reían de mí… Cosas de los
sueños. Antes de coger un avión de vuelta, desperté, miré el reloj, y estimé
que seis horas descansando, era suficiente.
Es lógico que quien sabe que depende
de sí mismo, tenga el sueño alterado. Seguro que tu proyecto sale adelante, la
falta de descanso compénsala con otra vía de escape. Escribir, bailar, decorar
el salón, cocinar algo rico… Supongo que hoy, a dos meses y ocho días de tu
cumpleaños; te despertarás radiante. ¡Aprovecha!
Yo seguiré recargando pilas para
cuando “la vida” se ponga seria de verdad (dentro de nueve días, en un polígono).
Gracias por ayudarme con ello. Todas estas reflexiones no son banales. No me
concentro del todo para escribir un libro, ese era mi proyecto; pero entrenar
cada día no es una pérdida de tiempo. Todo tiene sus motivos, hasta el insomnio…
Tómalo como una cuesta en el camino, acorta la zancada y tira de brazos; sabes
mejor que yo como superarlo.
Buen día, pelirroja, lo que daba
por desmelenarte to´aaa. Hora de ducha fría.