Domingo de “gramos” de un ateo cristiano como Slavoj
2024 03 24
Domingo de “gramos”, es un cliché, pero hay que decirlo,
nunca hay que menospreciar a los clichés.
Ayer mismamente vi algo relacionado con el menudeo
a dos calles de mi piso de alquiler. La economía sumergida está más a la luz en
lugares así, es el pan de muchos niños inocentes, junto a las subvenciones sin
lupa.
Pero obviando cosas tan humanas, volvamos a lo
divino.
Hoy he hecho una visita fugaz a mi pueblo, el
pueblo de mis padres nacidos allí.
El patio estaba reverdecido, la maleza verde-vivo
me llegaba a las rodillas. Sin fuerzas para coger el rastrillo (que no tengo) o
la azada (que tengo varias, pero no son ergonómicas, ni nunca lo han sido) he
barrido el suelo de la casa, he colocado dos muebles, dejado unas sábanas
viejas, comprobado que casi todo estaba en su sitio y me he vuelto.
He desembarcado, me he hecho la comida y con el
café en la mano he encendido el ordenador…
Después de escuchar el paseo de Fernando Castro por
una de las calles de Valladolid más bonitas, por destartaladas; voy a volver a
uno de sus amigos: Slavoj, Salvoj Zizek.
¿Qué seríamos sin la Semana Santa? No me lo puedo
imaginar, nunca lo he vivido. Estoy en un punto del libro muy místico. Ateo
cristiano se declara Slavoj en sus páginas, hablando de Lacan, de
posthumanismo, de Neuralink, de superposición cuántica, de Singularidad, del
génesis y su pecado central…
Vislumbrar el bien del mal, ese es el pecado que la
iglesia nos enseña desde su génesis. ¿Qué tiene de malo? Que al tratarlo como
pecado lo hayamos malgastado.
Voy a seguir leyendo. Haber pasado por el olimpo de
Zamora, haber pisado su jardín, haber visto las flores brotar por doquier es
suficiente vitamina para el resto de domingo… sin gramos, sin procesiones, sin
cruces, sin pecados, sin sobresaltos, sin oraciones.
El programa de Radio3 explicando el impacto de las
energías renovables también ayudará a pasar un día soleado, pero frío; al
resguardo de Slavoj, de los Castro y algún otro erudito merecedor de millones
de seguidores.
Un domingo de ramos siendo ateo cristiano es igual
que otro domingo, pero sin asomarme por el centro de Valladolid, no sea que se
me pegue algo; sobre todo, algún pecado más de los que tengo.