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Mostrando entradas de diciembre, 1997

Una jornada desoladora

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  1997 12 26     Una jornada desoladora descarté para siempre los encantos que otra, encontré fastuosos.   Quizás fue el horror que me encaminó a tal precipicio, el que hoy suplanto por los ojos vistos tras el cristal de una copa de vino.   Sólo recuerdo tinieblas, aquel día en el que la inmensidad se diluyó, tras una pequeña nube negra; la cual no me dejó ver una micra de tu abismal belleza, de esa sonrisa, que hoy, vuelve a ser radiante y suplanta al sol y a las estrellas.   ¿Cómo puede ocurrir esto?   Todavía hoy no lo comprendo sólo puedo describir que lo siento. Sólo el tiempo podrá decidir si es cierto lo que hoy presiento.                                    

Desprendes un aroma

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  Desprendes un aroma Tan dulce como el sabor Que deja en mí tus besos Lanzados al aire. Ese que hipnotiza Mis velados ojos Hasta acercarme al ansiado Paraíso de tu cuerpo. Tan sutil, que quizás La gota de rocío Agrietaría mi piel En forma de herida. Tan puro y blanquecino Que las vírgenes desnudarían Su alma infantil Ante tu altar. Tal aroma no puede ser tuyo, Pertenece más bien a diosa Que vive en el Hades Inmortal, divino. Déjame, pues, acercarme Impregnarme de tan delicioso manjar Mojarme y zambullirme en él; Hasta asfixiarme.                                 26-Diciembre-1997

A partir de allí

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  1997 12 25 A partir de allí fue todo diferente: las amapolas azules, el cielo amarillo, el mar topacio y tus ojos rojos. Pasé del absoluto zumbido imperecedero al salteado silbido de las luciérnagas en noches estrelladas en noches bellas, llenas de sueños. De lo más honrosamente triste y sosegado al festín más colorido y divertido de la apatía al desenfreno de saberte vivo de vivir eternamente. Eternamente.

Descubriste ante mí

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  Descubriste ante mí El encanto que tienen Las pequeñas cosas Que rodean mi azarosa vida. Las amapolas rotas En el campo por el viento Saltan las lágrimas De mis ojos negros. La belleza partida De los pétalos de una flor, La margarita; que proporciona Infinidad de ilusiones. Los cantos que el río Deja a su orilla izquierda, Hoy son semillas y raíces De otros pueblos. Los violentos rayos de sol Que queman mi cara Son benditos dones De algún dios egipcio Ahora no me maravilla Tu incalculable belleza; Son tus pestañas enormes Que enlazan nuestros cuerpos.                                   23-Diciembre-1997

Me entregaste tus emociones

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  Me entregaste tus emociones A la vez que agachabas La cabeza mimosa. Me pediste que nunca Te abandonara, mientras Recogías las hojas otoñales De la desnuda arboleda. Me tapaste aquella noche Fría de invierno, cuando Corrías alborotada tras Aquel polluelo. Me curaste el corazón, Partido después de haber Estado sólo aquel verano Tan frío. Llenaste de primaveras Aquel enero que cruzaste Ante mí tu cuerpo. Bajaste la luna blanca Y jugueteando con ella Me descubriste tu alma Tan pura, tan bella. Pero si tú te vas Cariño mío, dime Por favor, quién curará Mi corazón partido.                         23-Diciembre-1997

Encantadora sirena

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  Encantadora sirena Cantaba a mi oído Melodiosas y románticas Sonatas de amor. No cesaba su silbido, Cuasi tenor; Al arrullo de mi hombro Que le sostenía Mientras su calurosa voz Insertaba en mi alma Notas de paz Al calor de una farola Que arrancaba de la esquina En que tú y yo Hicimos el amor Al son del vals Que bailaban los copos De nieve, derretidos En nuestros cuerpos.                                   23-Diciembre-1997

Aquella noche estrellada

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  Aquella noche estrellada Rocé tu pelo Con mis párpados ¡Qué dulce sensación… Era tan fino Que con él se podría Enhebrar una aguja, Como aquel cuento Con aquella princesa. A la vez era suave, El terciopelo, áspero A su lado; La seda rugosa Y las alas de las mariposas Que revolotean en el campo Semejantes a cartón. Aquella noche Al rozar tu pelo La perplejidad Inundó mi aurora.               23-Diciembre-1997  

Escribiste en mis ojos

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  Escribiste en mis ojos: “La venganza se siente” Por un simple y usual Beso en la frente. Separaste nuestros cuerpos Con un velo de viento Y nuestras almas Con un muro de acero. Infranqueable e imperiosa Quedó tu figura adorada. Del altar a la roca, Del radiante sol A la nube apagada. Sólo espero alumbrar Esos ojos con mis ojos; Despertar del letargo Tu fastuosa sonrisa, Desperezar el amor, Desenroscar las amarras, Despedazar la venganza Con un sencillo beso.                               9-Diciembre-1997

La destreza se demuestra

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  La destreza se demuestra En la   batalla final, Todo lo demás son fingimientos. Si en los momentos finales Tu fuerza perece No hubo más que lindezas. Si en el punto culminante Ve que mientes, Será que eres mal actor. No se puede conseguir Una meta ansiada Si al final fallas, No se puede Ganar la batalla Si en la esquina descansas.                                 9-Diciembre-1997

Desgraciadamente para mí

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  Desgraciadamente para mí esta vida es competitiva, algo que no alcanzo a comprender.   Vale que las rosas luchen por ser la más hermosa, o los leones por ser el más feroz, y hasta las aves por volar cuanto más alto mejor.   Puede que hasta cierto punto pueda proclamarte a ti la más bella, que para mí seas la cumbre máxima del esplendor.   No quiere decir eso que tú seas bella, ni siquiera cumbre esplendorosa.   Sólo yo puedo proclamarte reina; no debes serlo más que en mi interior.   No comprendo por qué jugáis a ser bellas si la mayor belleza está en mis ojos, amor.                   1-Diciembre-1997

Entre la anatomía

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  Entre la anatomía De una flor, sólo Encuentro lindos pétalos Que rebosan dulzura. En el mecanismo De un pincel, únicamente Las manos melodiosas De aquel artista. Dentro de un hermoso Y profundo árbol, La espesa sabia Que lo regenera. Y en ti, corazón; Una latente melancolía Que hace florecer Mil pétalos En otras tantas mariposas.                               1-Diciembre-1997